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Extremadura destinará 23.000 hectáreas al tomate esta campaña

Extremadura destinará este año en torno a 23.000 hectáreas para la campaña de tomate, un número similar al registrado los últimos años, a tenor de las contrataciones rubricadas.

El sector se mantiene por tanto en cifras de los últimos ejercicios pese a la pandemia, pues el consumo de tomate no se ha visto afectado por el actual escenario, según ha explicado a Efeagro el presidente de la Agrupación de Cooperativas Agrarias de Extremadura (Acopaex), Domingo Fernández.

De hecho, la industria no posee stock en estos momentos, ha manifestado Fernández.

El presidente de Acopaex ha dicho que “ahora lo importante es que las condiciones climatológicas sean buenas durante primavera para que se obtenga una producción por hectárea positiva”.

De momento, las lluvias experimentadas en la región durante enero y febrero “han sido importantes para los pantanos, que tenían niveles muy bajos”, lo que beneficia al riego durante la campaña, ha indicado.

El principal hándicap del sector se encuentra en los precios, pues aunque los contratos se han cerrado en una media de 78 euros la tonelada, ocho euros más en relación al año pasado, esta cotización aún es baja en relación a los costes que afrontan los agricultores.

El sector tiene la esperanza de que “los precios puedan seguir subiendo el próximo año”, ha manifestado.

Fernández ha destacado no obstante que se haya llegado a un acuerdo para fijar los contratos, pues el tomate “es uno de los cultivos estrella de la región”, y “ahora lo importante es alcanzar una buena cosecha que garantice una campaña óptima”, ha incidido.

Desde principio del año varias organizaciones agrarias han solicitado un precio del tomate óptimo para que el cultivo sea rentable en la comunidad autónoma.

La producción de tomate se vio afectada el año pasado por las condiciones meteorológicas, pues según datos de Coag bajó entre un 10 y un 15 por ciento según la hectárea, lo que supuso pasar de unas cifras récord en 2019 a unas cantidades inferiores durante 2020.

Como aconteció con el maíz, al tomate le afectaron en 2020 las abundantes precipitaciones de primavera, lo que llevó a que las tareas previas a la campaña se realizasen de forma más tardía, situación que suele provocar que bajen los rendimientos por hectárea.