El tomate de Almería tiene cuatro veces menos huella de carbono (menos C02) que el tomate de Holanda, desveló ayer Esteban Baeza, investigador del CIT Coexphal, durante el V Simposio de Agricultura Ecológica que se está celebrando en El Ejido.
Un tomate producido en Almería con destino a Alemania alcanza los 364 gramos de CO2 por los 1.488 gramos si es producido en Rotterdam con destino a Alemania.
La clave se encuentra en el consumo de energía, ya que la energía fósil que usan los horticultores holandeses para calentar los invernaderos es mucho más elevada que la gastada en logística desde Almería hasta cualquier punto de Alemania.
Esta es una realidad y uno de los bulos que siempre esconden los holandeses, pero el tomate de Almería consume menos CO2 que el de Holanda.