Los consumidores italianos ven como su pasta ha dejado de ser un producto popular para convertirse en un plato para un público exquisito.
El precio del tomate fresco adquirido por los italianos para freir y convertirlo en tomate frito para la pasta ha sido el desencadenante.
El precio del trigo para pasta se ha incrementado un 30 por ciento, el precio del aceite de oliva lo ha hecho en un 12 por ciento y ahora llega el incremento del precio del tomate, según denuncia Coldiretti.
Por partes. El diésel ha aumentado en un 50 por ciento con la urea elevada un 143 por ciento y el fosfato amónico elevado en un 65 por ciento.
A esto se une el precio de los envases donde van los tomates en un 70 por ciento.
Y este incrmento tampoco es menor si los italianos apuestan por comprar el tomate ya frito al ver incrementado el precio del vidrio en un 15 por ciento.