Mientras otras ramas de la economía se paraban o funcionaban a medio gas durante los tres meses que duró el estado de alarma en España, la agricultura, siguió garantizando el abastecimiento de alimentos a la población.
No fue tarea fácil, puesto que el riesgo de contagio obligó a tomar medidas de prevención desde el primer momento y el cierre de canales como la hostelería y la restauración, unido a la paralización del turismo, afectó a unas actividades más que a otras.
En la etapa actual, los representantes de las principales organizaciones agrarias y cooperativas, consultados, prefieren no bajar la guardia y retomar demandas que quedaron pendientes, después de que la pandemia les llevara a suspender las protestas en las calles.
PRODUCCIÓN PROPIA
El presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), Pedro Barato, asegura que, para el futuro, habrá que aplicar la «medicina de la prevención», como se ha visto que era necesario en el campo de la salud a raíz de la dependencia de China para la producción de mascarillas.
En un sector «estratégico y vital para el mantenimiento de la sociedad» como es el agrario, Barato echa en falta una mayor consideración de su importancia por parte de la Unión Europea.
«La UE no está haciendo como Estados Unidos o China, que tienen almacenados determinados productos para uno o dos años por si hubiera cualquier problema de disponibilidad de recursos», afirma el responsable, que aboga por poner en práctica una política agraria «más a largo plazo».