En el segundo trimestre, el PIB agrícola registró una tasa negativa del 0,8 %, mientras que en el primero también experimentó una bajada (-7,8 %).
Este descenso contrasta con el crecimiento del 2 % de la economía española en el tercer trimestre del año, pese a la recaída del consumo de los hogares, un comportamiento que fue compensado por una mejora de la inversión y, sobre todo, de la demanda externa gracias a las exportaciones.
Sin tener en cuenta el tercer trimestre de 2020, cuando la economía creció un 16,8 % tras el confinamiento, el alza del PIB del 2 % de julio a septiembre sería la mayor registrada en casi 50 años.
En el desglose de los datos, la demanda nacional (consumo e inversión) sumó 0,2 puntos al avance del PIB trimestral, mientras que la demanda externa aportó 1,8 puntos.
El consumo de los hogares cayó un 0,5 % frente al crecimiento del 4,7 % del segundo, mientras que la inversión en su conjunto repuntó y creció un 2 %.
Las exportaciones se impulsaron al 6,4 %, tras haber crecido el 0,9 % en el segundo trimestre, mientras que las importaciones se moderaron al 0,7 %, tras subir un 4,2 % en el periodo anterior.
En comparación con un año antes, el PIB aumentó un 2,7 % y la demanda nacional aportó 1,5 puntos al crecimiento económico debido a una moderación tanto del consumo privado como de la inversión, mientras que la demanda externa sumó 1,2 puntos.