La empresa había sido interpelada directamente por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, cuando el pasado 23 de marzo, en un discurso telemático ante los parlamentarios franceses, este señaló que Auchan, Renault, Leroy Merlin y otras debían dejar de ser «patrocinadores de la maquinaria de guerra rusa».
«Sus palabras son injustas. Lo más importante en nuestra opinión es mantener a nuestros trabajadores y garantizar nuestra principal misión, la de alimentar a la gente«, dijo en el semanario Le Journal du Dimanche el consejero delegado del grupo, Yves Claude.
Auchan está presente en Rusia desde hace unos 20 años, tiene unos 30.000 trabajadores, de los que cerca de un 40 % son también accionistas, y 231 tiendas, que el directivo teme que sean expropiadas si se van.
«Estamos seguros de que quedándonos ayudamos a nuestros trabajadores y a la población civil», añadió Claude, que recordó que su grupo ya ha suspendido sus inversiones en Rusia y que su filial funciona de forma autárquica.
Auchan registró en 2021 una facturación de 3.200 millones de euros, equivalente al 10 % de su cifra de negocios global, y para 2022 espera pérdidas.
«Irnos sería imaginable a nivel económico, pero no desde un punto de vista humano», sostuvo el consejero delegado, que dijo estar preparado para recibir críticas al respecto y subrayó que aunque la decisión no ha sido sencilla, está convencido de que es la correcta.
El fabricante de automóviles Renault, que tiene en Rusia su segundo mercado más importante por detrás de Francia, anunció el mismo día del discurso de Zelenski que suspendía sus actividades en Rusia por culpa de la invasión a Ucrania.
Leroy Merlin, en cambio, decidió quedarse: «No tenemos motivos para condenar a nuestros equipos rusos por una guerra que no han elegido», dijo la empresa el 24 de marzo, advirtiendo también que cerrar de un día para otro abriría la puerta a una posible expropiación que reforzaría los recursos financieros rusos.