Este crecimiento, según Nielsen, está marcado por el aumento de los precios, que en el caso de la verdura alcanza el 11,9%, mientras que la fruta roza el 8% de subida. En ambos casos, ante un mayor precio medio, su consumo se ha visto perjudicado un 2,8% y un 1,6%, respectivamente. No obstante, la subida de precios no se puede atribuir exclusivamente a la inflación, sino que cada vez más los consumidores optan por productos de mayor valor añadido, que tienen un coste algo superior, y en el que están tres grandes ejes: la conveniencia, la salud y el placer.
Dentro del abanico de frutas y hortalizas que se pueden encontrar en un establecimiento, aquellos productos asociados con la conveniencia y salud están aportando buena parte del crecimiento al sector. De hecho, hay 26 familias que crecen a doble dígito en hipermercado y supermercado y hay de todo, desde clásicos hasta productos emergentes.
En cuanto a la conveniencia, la fruta de IV gama y los frutos del bosque están creciendo por encima del 25%. En lo que a salud respecta, este atributo, ya de por sí implícito en toda la fruta, alcanza su máxima expresión en productos como el kiwi o el aguacate, que son responsables entre ambos del 17% del crecimiento que registran las frutas.
Finalmente, y en cuanto al placer, productos como la fresa, la chirimoya, el mango y las cerezas aportan el 20% del crecimiento de la categoría.
“Resulta muy complicado crecer en volumen, con la población estancada y sin más estómagos que llenar. Las categorías de frescos tienen su particular labor de innovación con la inclusión y apuesta de productos de mayor valor añadido que hagan crecer la categoría”, concluye Alcón.