El espárrago verde español estrenó el pasado mes de octubre su marco interprofesional desde el que se quiere promocionar y diferenciar sus cualidades de sabor y textura respecto a otros de Perú y China, ampliar su comercio a países como Estados Unidos y Japón e impulsar la digitalización del sector.
Por ahora, el 60 % se vende fuera -con Alemania, Suiza y Francia como principales compradores-, frente al 40 % que se consume en España.
El pasado 2 de octubre el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) publicaba en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el reconocimiento de la «Organización Interprofesional Agroalimentaria de Espárrago Verde de España».
El presidente de esta organización, Antonio Zamora, ha explicado a Efeagro que el producto de Perú y China, además de venderse con «precios mucho más agresivos», siempre «se suele comercializar en cristal para aparentar que es bueno«.
«El espárrago verde español no es ni mejor ni peor, es distinto», ha aclarado, y se debe a que «tiene un sabor que no tiene el de importación por las condiciones climatológicas y la diferencia térmica que hay entre el día y la noche donde se planta, lo que le confiere una mayor cantidad de azúcar, sabor, aroma, color y fibra, así como otra textura».
«Es otro producto, como si compramos un jamón de recebo y otro de bodega», ha puesto como ejemplo para comparar el español y el de Perú, país en el que las zonas de producción tienen temperaturas más suaves y estables respecto a las oscilaciones que hay en las nacionales, que pueden variar en un día entre los 8 y los 25 grados centígrados.
En estos momentos, la interprofesional está desarrollando la campaña de promoción «Una experiencia saludable desde el campo hasta la mesa», que cuenta con fondos europeos, para trasladar al consumidor sus propiedades nutricionales -es rico en flavonoides y sapononinas- además de contar con un alto valor social por la sostenibilidad del cultivo.
Andalucía, en concreto las zonas de la Vega del río Genil y la de las Cuevas del Campo de la provincia de Granada, se erige como la principal productora española, con cerca de 6.200 hectáreas de las casi 9.000 hectáreas de plantaciones de espárrago verde que hay en el país.
Su producción también se extiende por las provincias de Málaga, Guadalajara, Jaén, Córdoba, Cádiz, Toledo, Cáceres, Badajoz, Albacete, Alicante, Murcia o Madrid.
Una campaña entre «buena y aceptable»
La campaña de espárrago verde, que comenzó con varias semanas de retraso, ahora se encuentra en su ecuador y el presidente de la interprofesional ha calculado que este año se producirán alrededor de 44.000 toneladas, mil más que en 2021.
Por ahora y a falta de conocer las cifras finales, la campaña transcurre de forma «entre buena y aceptable» ya que, aunque los precios están por encima de los costes de producción, son inferiores que los del año pasado, una temporada a la que ha calificado como de «buena o muy buena».
Sobre el importante aumento de los costes de producción y labores de almacén -«nos han subido los fertilizantes, envases, embalajes, transporte y suministros eléctricos«-, ha confirmado que gran parte de ese alza «lo está soportando los productores, con el consiguiente recorte de sus márgenes».
La Interprofesional ya se ha puesto en contacto con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) para conseguir que el espárrago verde se pueda exportar a Estados Unidos como ya ocurre con el blanco.
Esta organización también quiere impulsar sus incipientes envíos a Oriente Medio y Asia, que se paralizaron durante los dos pasados años por la crisis de la covid y la consecuente subida de las tarifas aéreas -el producto fresco se transporta en avión- y estrenarse además en el de Japón.
A su vocación exportadora, Zamora también ha marcado como objetivos de la nueva interprofesional el impulso de convenios para la contratación en el país de origen de mano de obra para las campañas -«como ocurre en Huelva con la fresa, por ejemplo»- y la digitalización del sector.