La subida de los llamados fletes -el precio a pagar por ocupar un espacio en el buque- y las dificultades para encontrar contenedores vacíos son comunes a todo tipo de mercancías, aunque el problema es de mayor envergadura para el sector alimentario que para otros.
«La situación no está resuelta, nosotros hablamos directamente con las navieras sin intermediarios y ya nos dicen que esto continuará incluso a principios del año que viene. Si esto se alarga un año más…», advierte el director de Cadena de Suministro de la empresa sevillana Ángel Camacho, Ismael Villarrubia.
Problemas para exportar fuera de la UE
El sector agroalimentario español tiene una clara vocación exportadora, ya que más el 50 % de la producción se comercializa fuera del país, aunque su principal destino son sus socios de la UE, donde mayoritariamente llega a través de camiones por carretera.
Sin embargo, en los últimos años ha trabajado para reducir su dependencia del mercado comunitario, y en el caso de estos destinos el transporte marítimo es fundamental.
«Hay falta de contenedores, muchos de los buques que salen de China para Estados Unidos ya llegan a Europa llenos y no puedes cargar, y a eso súmale el bloqueo que hubo en el Canal de Suez hace meses. Ha sido la tormenta perfecta», detalla el responsable de la aceitunera Ángel Camacho.
Según sus cálculos, los fletes se han incrementado en un 100 % en los últimos meses: «Hemos pasado de pagar 2.000 euros a 4.000 por llegar a Nueva York«.
En el caso de la aceituna, las empresas españolas optaron por «pagar el extra» y mandaron grandes cantidades de aceituna verde a sus almacenes en suelo norteamericano para aprovechar la primera moratoria del arancel que impuso la Administración Trump, aunque falta ver qué hacen de cara al próximo año.
La situación tiene efectos indirectos que dificultan sus operaciones: «Tenemos contratos anuales con los supermercados de allí, por lo que los precios no cambian aunque los costes te aumenten, salvo que el cliente acepte negociar».
También complica abrir nuevos mercados, ya que suelen ser compras puntuales cuyo precio varía sobremanera en función del encarecimiento de fletes y contenedores, lo que despierta recelos entre los compradores, que deben pagar más caro el mismo producto que compraban a un menor importe meses atrás.
«Con el cierre de la hostelería también tenemos mucho producto en almacén porque no vienen a retirarlo y retrasan los pedidos. Y tenemos incluso que recurrir a naves externas», precisa Villarubia.
China como protagonista
«El problema de los fletes se arrastra desde el año pasado, sobre todo por la retención de contenedores en China. El problema no es sólo para la aceituna, sino para otros muchos sectores», razona el consultor Francisco Zúñiga, quien asesora a empresas agroalimentarias en materia de exportaciones.
Desde el bufete catalán Aguilera, especializado también en exportaciones agroalimentarias, recuerdan que el problema también se ve agravado por el incremento de la demanda generalizado en el comercio internacional tras la parálisis provocada por la pandemia.
Un portavoz de Cooperativas Agro-alimentarias de España ha confirmado la dificultad que entraña este incremento de los fletes que se da desde que comenzara la crisis por la covid-19, aunque por el momento no hay una estimación exacta de su impacto.
De momento, las exportaciones españolas de alimentos y bebidas siguen creciendo pese al contexto complejo: entre enero y junio de 2021 subieron un 10 % y sumaron 28.769 millones de euros.
Ese crecimiento se debió principalmente a las ventas de productos cárnicos sobre todo a China (que se hace por vía marítima) y, a gran distancia, Filipinas, Corea del Sur y Francia; y de aceites y grasas en particular a Italia y, en menor medida, a Portugal, Países Bajos y Marruecos.