Así lo reflejan los datos sobre inflación (IPC) publicados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que reflejaron en el cuarto y el quinto mes del año que la alimentación se encareció un 4 y un 3,5 %, respectivamente, mientras que en junio el repunte se suavizó y se situó en el 2,8 %.
El incremento del 2,2 % en julio se debe sobre todo a que el aumento del precio de las frutas se ralentizó y a la caída del coste de las legumbres y hortalizas, según han señalado los autores del informe.
Aun así, la alimentación es la categoría que registró mayores subidas el mes pasado en tasa interanual y contrasta con el dato del IPC general, que se situó en el -0,6 %.
En tasa mensual, los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas bajaron un 0,8 % respecto a junio, muy cerca del 0,9 % de caída observado a escala general, también con las frutas y las legumbres y hortalizas como protagonistas por sus caídas.
En el caso de las bebidas alcohólicas y el trabajo, la subida fue del 0,5 % en tasa interanual y del -0,1 % en tasa mensual.
Por productos, los mayores repuntes en comparación con julio de 2019 fueron los de las frutas frescas (+9,6 %), el azúcar (+7,3 %) y la carne de ovino (+6,5 %).
Sólo se abarataron cuatro categorías respecto a las cifras de hace un año: aceites y grasas (-4,2 %), patatas y sus preparados (-3,9 %), legumbres y hortalizas frescas (-0,3 %) y huevos (-0,2 %).
Frente a junio, la única subida fuerte de precio se registró en la carne de ovino (+4,4 %), y entre los descensos destacaron los de las frutas (-5,8 %), las legumbres y hortalizas (-2,7 %) y las patatas y sus preparados (-2,3 %).