La publicación busca que los consumidores sepan leer los mensajes de las etiquetas de los alimentos, a menudo de difícil comprensión para la población general.
Después de años investigando alimentos en el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX), Daniel Martín Vertedor se ha decidido a publicar el libro para arrojar luz sobre este asunto.
Con el confinamiento, explica, se ha incrementado la compra de productos en los supermercados y nos hemos puesto todos a cocinar, pero muchos consumidores siguen comprando alimentos sin conocer aspectos básicos como su procedencia, composición o confundidos por etiquetas ilegibles.
El investigador afirma que ha habido una evolución de los aditivos alimentarios, lo que provoca que «por parte de los consumidores haya cierta confusión, mensajes extraños que te potencian lo positivo del alimento, como rico en fibra, pero, en cambio, te enmascaran lo negativo», de ahí la importancia de la formación.
Asegura que la lectura del libro, del que una parte de su venta será donada al Banco de Alimentos de Badajoz, «sirve para una compra de alimentos más saludables» y siendo «más conscientes de lo que se compra».
El problema, dice, suele ser el exceso de azúcar, lo que ha hecho que aumente la obesidad «y es porque estamos tomando más calorías de las que necesitamos».
Un capítulo importante del libro lo dedica a los aditivos y menciona como ejemplo a «la leche, que antes fresca duraba un día, y ahora la puedes tener meses en la despensa», pero para eso tienes que pagar el precio de los aditivos, que son compuestos químicos antioxidantes, para que los microorganismos no se alteren.
A la hora de elegir, aporta un truco: «mirar los ingredientes y cuando haya muchos, tratar de evitarlos. Aunque sea un aditivo químico es un ingrediente y cuando vemos muchos no es aconsejable».
Para poder leer las etiquetas de letras minúsculas, aconseja hacer una foto con el móvil y ampliarla para ver los ingredientes. «Es importante que se mire siempre lo que se compra», recalca.
Incide también en la importancia del origen de los alimentos, ya que considera que «es necesario que se pague un precio justo por los agricultores» y aboga por «comprar a los agricultores de la zona».
En este punto, alerta del exceso de alimentos de otros continentes como la miel de China o las cebollas de Canadá, además de las legumbres estadounidenses.