Un grupo minoritario formado por el 10 % de las explotaciones agrícolas nacionales concentra el 70 % de la producción en España y constituye el núcleo de la actividad empresarial en el campo, según un estudio difundido este lunes por el centro de análisis Funcas.
El informe monográfico sobre los «Retos económicos en alimentación» -que publica la última edición de «Papeles de Economía Española» de Funcas– resalta la «dualidad» en la agricultura española, que tiene un alto índice de productividad, pero repartida desigualmente según el tipo de explotaciones.
Señala que en el campo español hay dos grupos bien definidos: el primero formado por la mitad de las explotaciones, de pequeño tamaño, con un peso productivo residual y con precarios niveles de productividad, «signo de su carácter marginal y de que los ingresos familiares dependen de rentas no agrarias».
Por otro, resalta que existe un minoritario grupo que, con el 10 % de las unidades productivas, genera algo más del 70 % de la producción, con tasas salariales y niveles de productividad muy altos, y constituye el núcleo fundamental de la agricultura empresarial en España.
Costes salariales más reducidos que Alemania y Francia
Asimismo, el estudio señala que la productividad de la agricultura española es «homologable» a la de Alemania y Francia, pese a tener unos costes salariales unitarios sensiblemente más reducidos.
Por otro lado, el informe aborda también otro análisis sobre las razones y la responsabilidad del incremento de los precios de los alimentos y cuestiona si son los productores agrarios o los agentes intermedios de la cadena los responsables, para concluir que no existe evidencia empírica de ninguno de los dos supuestos.
Incide en el impacto climático en la producción de alimentos y en la demanda de agua, lo que eleva los costes de producción.
También recoge las propuestas de distintos actores contra las alzas de precios: esfuerzos colaborativos para superar la atomización del sector, mejoras logísticas y digitalización, innovación comercial, tecnológica y organizativa, transparencia en la cadena agroalimentaria, y educación para un consumo responsable.