En un entorno privilegiado, protegido por las sierras y templado por el mar, crece un fruto que es una rareza en el continente europeo: la chirimoya.
Hoy, ese fruto cobra el protagonismo que merece con el lanzamiento de Dulzonea. Impulsada por la experiencia de Frutas Los Cursos, referente en el sector desde 1988, Dulzonea nace con una misión clara: poner en valor la chirimoya.
Lejos de ser una fruta más, la marca la presenta como un tesoro gastronómico, un producto de identidad ligado indisolublemente a la Costa Tropical de Granada, el único lugar capaz de dotarla de su calidad y sabor característicos.
“La chirimoya que enamora”
Dulzonea no solo vende fruta; vende una experiencia sensorial y un origen. Bajo el lema «La chirimoya que enamora», la marca busca reconquistar al consumidor, educando sobre la delicadeza, la textura cremosa y el perfil nutricional de un producto que a menudo ha sido infravalorado.
«Queremos que comer una chirimoya Dulzonea sea un acto de descubrimiento. Es reivindicar nuestro campo, nuestros agricultores y ese sabor que solo se consigue aquí, en la Costa Tropical de Granada», destacan desde la Dirección de la empresa.
La marca selecciona cada pieza manualmente, asegurando que solo lo mejor de la cosecha llegue al mercado bajo este sello de calidad.
Innovación para proteger la tradición
El lanzamiento de Dulzonea viene acompañado de su plataforma de venta directa, www.dulzonea.com. Esta apuesta por la digitalización tiene un objetivo de calidad: reducir los tiempos entre la recolección y el consumo.
Al eliminar intermediarios y esperas en cámaras frigoríficas, Dulzonea logra que cualquier hogar o restaurante de España reciba la chirimoya tal y como el agricultor la disfruta a pie de árbol. Es la fusión perfecta entre la tradición agrícola de 1988 y las nuevas demandas de un consumidor que busca autenticidad, cercanía y sabor real.





















