Las frutas y hortalizas que adquiere la clientela belga resulta más económica que la adquirida por los consumidores que residen en Alemania, Francia, Países Bajos o Reino Unido.
Es un estudio realizado por el Observatorio de Precios de Bélgica, encargado por el ministro belga de Economía, Pierre-Yves Dermagne. Para empezar, la inflación ha castigado más las economías de Francia, Alemania y Países Bajos que la belga, expone con satisfacción Dermagne.
Los precios de los alimentos en Alemania incrementaron un 26 por ciento en 2016 y 2022; un 21 por ciento en Países Bajos y un 16 por ciento en Francia, frente al 15 por ciento de Bélgica.
Las frutas y hortalizas en las cadenas y detallistas de Bélgica son un 17 por ciento más baratos que en Francia y un 12 por ciento más baratos que Alemania.
Esta realidad no es igual si las frutas y hortalizas son de marca, ya que los productos marquistas son más caros en Bélgica. Y es que «los productores que trabajan con gamas bajo marca utilizan los países pequeños como Bélgica, con poco margen de negociación, para aumentar sus márgenes de beneficio», señala el ministro Dermagne.
El ministro de Economía belga aboga por el poder de los consumidores y les invita a optar por productos más baratos y renunciar a las marcas. «Los consumidores informados pueden estimular la competencia e ignorar ciertos productos y asi aumentar la presión sobre los productores e industriales para que bajen los precios», apunta el ministro Dermagne.
