El evento, que se extenderá hasta el próximo 29 de julio en Buenos Aires, está organizado por la Sociedad Rural Argentina (SRA), una de las cuatro principales patronales agropecuarias del país, que inauguró la muestra junto a autoridades políticas nacionales y locales y representantes del sector.
«Es el punto de encuentro geográfico, simbólico y cultural del campo en la ciudad, de los productores e industriales del agro con quienes vienen a admirar todo su potencial para concretar conocimiento mutuo, acercamiento, generación de negocios, educación», dijo el presidente de la SRA, Daniel Pelegrina.
Durante la apertura, que se produjo tras el habitual corte de cintas a las puertas del predio ferial La Rural, hizo hincapié en que «el campo no debe ser visto como una fuente inagotable de recursos fiscales», sino como «un aliado estratégico en la construcción de un proyecto de país viable y sustentable».
«Aquí puede observarse la inversión pero también mucho trabajo contenido en cada animal y en cada maquinaria como un hecho palpable», agregó.
En los once días de la exposición, se celebrarán rondas internacionales de negocios, charlas y jornadas de capacitación para estudiantes y profesionales, encuentros con criadores de Argentina y un foro de genética bovina, entre otros actos.
También asistieron a la inauguración el alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta; el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Agroindustria argentino, Guillermo Bernaudo; y los presidentes de otras dos patronales del sector: Dardo Chiesa, de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), y Carlos Iannizzotto, de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coniagro).
Larreta transmitió su «enorme reconocimiento» al campo, que, a su juicio, «está colaborando con esta recuperación» en el país suramericano y destacó que, hoy en día, es posible la «conjunción de trabajo entre la ciudad y el campo».
La muestra arrancó un día después de que se conmemorara el décimo aniversario del fin del severo enfrentamiento que se produjo entre el sector agrario con el entonces gobierno de Cristina Fernández (2007-2015).
El conflicto estalló en marzo de 2008, cuando el Ejecutivo publicó una resolución con un nuevo y complejo esquema de impuestos a las exportaciones de granos, una medida que fue rechazada por el campo con cinco huelgas comerciales y bloqueos de carreteras en todo el país, que derivaron en el desabastecimiento de alimentos.
La resolución finalmente fue anulada en el Senado el 17 de julio de ese año, con el voto de desempate del vicepresidente del país, Julio Cobos, lo que supuso un duro golpe para el kirchnerismo.
La relación del campo con el Gobierno cambió radicalmente con la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia en diciembre de 2015, cuando el mandatario eliminó los impuestos sobre las exportaciones de granos e implementó una baja gradual en las retenciones para las ventas al exterior de soja.
Sin embargo, el campo ha regresado a un estado de alerta en los últimos días, ya que, tras otorgarle un préstamo de 50.000 millones de dólares al país austral a comienzos de junio, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó paralizar esta reducción de tributos a la soja.
