El congreso ha finalizado tras dos días en los que «expertos nacionales e internacionales que han informado sobre los múltiples beneficios de la agricultura bajo abrigo», con más de 4.000 visualizaciones a través de YouTube y un 3,2 millones de impactos en redes sociales.
«Los invernaderos solares, sin duda, la mejor forma de cumplir con este reto», ha afirmado Simona Caselli, presidenta de la Asamblea de las Regiones Europeas Hortofrutícolas (AREFLH).
Se trata de la organización que, junto a APROA y Hortiespaña, participa en el programa de promoción ‘Cutesolar: cultivando el sabor de Europa en invernaderos solares’, organizador del Congreso.
El II congreso Inversolar ha reunido a científicos de diferentes nacionalidades que, a través de sus intervenciones, han roto una lanza en favor de la agricultura bajo abrigo y han desmontado los prejuicios que existen en torno a este modelo agrícola.
«Contrariamente a los que se cree, utilizar tecnología permite producir de manera más eficiente, más respetuosa con el medioambiente y a precios más competitivos«, ha reconocido José Miguel Mulet, catedrático de bioquímica y biología molecular.
Una idea secundada también por el divulgador alimentario Anthony Warner, quien afirma que «el futuro de la subsistencia pasa por una alimentación equilibrada con una amplia variedad de frutas y verduras de calidad y a precios competitivos. Tenemos ante nosotros el reto de producir más con menos suelo cultivable y eso requiere tecnología, intensificación y sostenibilidad. Y los invernaderos solares son un buen ejemplo de ello», ha incidido.
Según datos facilitados por Ismahane Eluoafi, científica jefe en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), de media, los invernaderos multiplican por 5 la productividad del suelo y por 7 la optimización del agua de los cultivos al aire libre.
Además, «proporcionan seguridad alimentaria, gracias a ellos se está logrando mitigar los efectos del cambio climático, realizan un uso eficiente de los recursos y tienen un impacto social importante, ya que generan puestos de trabajo y mantienen a la industria auxiliar de la agricultura».
«Debemos rendirnos a las evidencias científicas y no dejarnos llevar por los prejuicios a la hora de juzgar. Los invernaderos han sido muy demonizados, pero si analizamos la racionalidad de esas críticas veremos que gran parte de ellas son infundadas o carecen de consistencia«, ha dicho la divulgadora científica Deborah García Bello.
Un invernadero solar es una estructura cerrada cubierta por plásticos, a través de los cuales inciden los rayos del sol dejando pasar la luz necesaria para que las plantas mantengan la temperatura adecuada para su desarrollo en los meses de invierno, de modo que puedan realizar la fotosíntesis.