El gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex), Miguel Angel Gómez, el proceso está pendiente de una visita de inspección de responsables brasileños a los cultivos extremeños, para lo cual ya se trabaja con el Ministerio de Agricultura.
El objetivo es que esta visita se realice lo antes posible, aunque son conscientes de las dificultades de la actual pandemia.
Además, los inspectores brasileños deben visitar otras zonas españolas pues también se vieron afectados otros productos como la uva de mesa.
Brasil decidió a principios de junio paralizar con carácter general las compras que realizaba de este producto, lo que impidió a Extremadura acceder a un mercado clave pese a no sufrir esta plaga.
La ciruela no exportada al país sudamericano ha tenido que venderse en otros mercados, algunos de ellos no acostumbrados a la variedad destinada a Brasil, mercados que han experimentado por tanto una situación de mayor oferta de lo habitual que ha hecho descender los precios.
Aunque esta situación ha mejorado en las últimas semanas, no ha compensado del todo “el problema del cierre del mercado brasileño durante este año”.
Este 2020 se esperaba una buena campaña de fruta de hueso, entre otras cuestiones, por el aumento del consumo de fruta como consecuencia del confinamiento y de estar más tiempo en casa, aunque la valoración del sector es finalmente agridulce.
Al problema de Brasil se ha unido también una reducción de la producción por motivos climatológicos, pues la campaña de este año ha sido en torno a un 15 por ciento inferior respecto a las cifras de 2019.
Las temperaturas, por encima de lo habitual en diversos periodos de primavera y de inicios de verano, explican, entre otras cuestiones climatológicas, este descenso de la producción.