La campaña temprana ha sido pésima en precios, pero este arranque de año tampoco ha traído un alivio a los productores. “Llevamos semanas viendo precios de 15 céntimos para la naranja, un verdadero desastre”, señala Diego Castaño, responsable de cítricos de ASAJA-Almería. Y es que la naranja ha acabado el mes de diciembre con una media de apenas 19 céntimos, y en estas primeras semanas de 2019 el precio se ha ido incluso por debajo de los 15 céntimos para algunas variedades, lo que lo sitúa un 20% por debajo del precio que tenía el año pasado en este momento.
Tampoco la situación es mejor para mandarina o limón, que también presentan descensos en los precios al agricultor desde que se inició la campaña.
El retraso de la campaña y la coincidencia en el mercado con producciones de Países Terceros, en especial con la naranja que entra de Sudáfrica, que ha contado hasta finales de noviembre con aranceles reducidos, lo que junto a los problemas en el transporte debido a las protestas en suelo francés, han perjudicado las operaciones, y finalmente los precios que se pagan a los productores; sin embargo, la preocupación en los agricultores sigue estando presente pues además nuestras producciones tendrán que competir con la de países como Turquía y Egipto, donde se espera una cosecha récord.
ASAJA señala que la competencia de producciones extracomunitarias, y en especial la de Sudáfrica, que se viene incrementando año tras año a raiz del acuerdo comercial con la UE, está dañado mucho la campaña temprana de naranja y es en la actualidad una de las grandes preocupaciones del sector que no puede competir en costes con estas producciones.
En estos momentos el Ministerio ha autorizado retirar del mercado 50.000 toneladas de naranjas y mandarinas, con destino a entidades caritativas y a la transformación de zumo, sin embargo, dicha medida resulta insuficiente, ya que sólo el 34 % de la naranja producida se hace a través de Organizaciones de Productores. En este sentido desde ASAJA apuntamos a que es necesario que además se tomen medidas de contención de la fruta de Sudráfrica a través de la revisión del acuerdo, y además es necesario que se lleve a cabo un plan específico para el sector citrícola, mejorando la posibilidad de realizar medidas de gestión de crisis, planificar la producción para ajustarla a la demanda, o incluso abordar proyectos de reconversión, modernización y promoción de su consumo.