Argentina, el segundo mayor socio del bloque creado en 1991, ha decidido apartarse de las negociaciones que el Mercosur tiene abiertas con otros mercado al alegar que, ante la irrupción de la pandemia del coronavirus y sus efectos en la economía mundial -incluyendo una disminución brusca del comercio global de hasta un 32 %-, ha optado por proteger a sus empresas y el empleo argentino.
El Gobierno de Alberto Fernández planteó que la incertidumbre internacional y la propia situación de la economía argentina, en recesión desde hace dos años, «aconsejan detener la marcha» de las negociaciones del Mercosur, una posición que admite que es diferente a la de sus socios regionales, que promueven una aceleración de las tratativas para sellar acuerdos de libre comercio con Corea del Sur, Singapur, Líbano, Canadá y la India, entre otros.
La decisión adoptada por Buenos Aires fue rechazada por sectores productivos de Argentina, que temen salir perjudicados, y dispara interrogantes sobre el futuro político e institucional de la unión aduanera.