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Arana García: «Reutilización y desalación dan seguridad hídrica»

El Catedrático de Derecho administrativo de la Univ. Granada, Estanislao Arana, expone las tres medidas para garantizar la seguridad hídrica a unos días del Foro del Agua que se celebrará en Almería.

Pregunta: Como experto en gestión del agua, hay un tema esencial para Almería, como es el de la actual situación de sequía ¿Caben medidas para mejorar la gobernanza del agua en España en relación a este aspecto?

Respuesta: «Es necesario impulsar medidas estructurales para solucionar el problema de la sequía en España, evitando un uso partidista del agua. Por eso se espera que las administraciones busquen una solución estructural que permita anticiparse a los periodos de sequía.

Pregunta: ¿Es el momento de buscar soluciones a la falta de agua?

Respuesta: «Los problemas hay que solucionarnos no en una situación como la actual, de alarma por sequía, sino con más tiempo y antelación, con recursos suficientes. Son tres las medidas para tener una mayor seguridad hídrica.

La reutilización del agua, donde somos pioneros, pero queda mucho por hacer», sobre todo para agricultura e industria.

La mejora de las infraestructuras hídricas en cuanto al abastecimiento a los ciudadanos se refiere. Son muy antiguas, más de 40 años en muchos casos, con fugas y necesitan una reinversión.

La desalación de agua. Hasta ahora no se ha utilizado suficientemente porque la gran necesidad de energía la hacía muy cara, pero con las renovables se puede mejorar este aspecto. Es este uno de los aspectos donde el Foro Agua y Energía puede establecer propuestas de mejora y canalizar posibles soluciones de futuro».

Pregunta: A su juicio, ¿por qué se utiliza el agua como un «arma política?

Respuesta: «Estamos mal acostumbrados a vivir en España a golpe de elecciones y eso casa mal con las infraestructuras y las tomas de decisiones importantes como las vinculadas al agua, apostando por decisiones estratégicas que introduzcan medidas estructurales.

La conciencia del valor del agua, a veces, lamentablemente tiene más que ver con el precio que con el uso y destino que se le da a la misma. La normativa incide en que se ponga el acento del valor del agua conforme a su protección y mejora ambiental, pero sin omitir su valor estratégico y crucial para el devenir de la sociedad.

En este sentido, es preciso, impulsar la solidaridad y la inversión, por ejemplo, implantando la digitalización y las mejores tecnologías disponibles para el desarrollo del regadío agrícola; o reduciendo las fugas de aguas en las ciudades, a través de una renovación cíclica de las infraestructuras de distribución y de los trasvases».