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Agrisme aplica tecnologías digitales para impulsar la agricultura de precisión

Estas tecnologías permiten una gestión más eficiente de los recursos, reducción de costes y minimización del impacto ambiental, adaptándose a las necesidades específicas de cada parcela de cultivo.

La agricultura de precisión, también conocida como agricultura 4.0, integra herramientas tecnológicas como sensores, satélites, drones y sistemas de información geográfica (GIS) para monitorizar y analizar las condiciones del suelo, clima y estado de los cultivos.

Estas tecnologías permiten una gestión más eficiente de los recursos, reducción de costes y minimización del impacto ambiental, adaptándose a las necesidades específicas de cada parcela de cultivo.

El proyecto Agrisme, desarrollado por Ainia con el apoyo del Ivace, ha investigado la aplicación de las tecnologías digitales en las pequeñas y medianas explotaciones agrícolas, con el objetivo de facilitar a los profesionales del campo el uso de tecnologías de bajo coste, que les ayuden a mejorar la productividad y competitividad de los cultivos.

I+D para el impulso del campo valenciano

Durante su primer año de ejecución, Agrisme se ha centrado en tres áreas principales: el acceso a imágenes satelitales; el desarrollo de un sistema de teledetección de bajo coste, basado en una cámara multiespectral integrada en un dron para caracterizar los árboles y extraer índices agronómicos de las parcelas empleando menos tiempo y menos recursos. Y en tercer lugar, la creación de una plataforma para almacenar, analizar y compartir datos de diversas fuentes, facilitando el uso y la gestión de información por parte de agricultores y técnicos de campo. En el periodo 2024-2025 se desarrollará una segunda fase en la que se integrarán y probarán estas tecnologías en campos de cítricos de la Comunidad Valenciana.

Beneficios y desafíos de la agricultura de precisión

La agricultura de precisión ofrece múltiples ventajas como puede ser: la eficiencia en el uso de recursos (optimización del consumo de agua, fertilizantes y pesticidas, reduciendo costes e impacto ambiental); mejora de la productividad (proporciona datos precisos para decisiones informadas, aumentando los rendimientos) y detección temprana de plagas y enfermedades (facilita intervenciones disminuyendo pérdidas). Sin embargo, su implementación supone superar algunos retos como el elevado coste de los equipos y la necesidad de formación especializada.

Ania coordina el proyecto Agrisme con el objetivo de trasladar el concepto de agricultura inteligente y sostenible a las pequeñas y medianas explotaciones. Para superar las barreras que limitan su adopción, el proyecto cuenta con la colaboración de Anecoop y Revacitrus. Ambas empresas, que reúnen a un gran número de productores, son esenciales para garantizar que estas soluciones tecnológicas sean relevantes y aplicables en el contexto de la agricultura valenciana, especialmente en el sector citrícola.