El responsable de la sectorial de la patata de COAG, Alberto Duque, ha asegurado que «el sector está muy preocupado, ya que todas las enfermedades tienen capacidad de mutación». «La polilla guatemalteca se ciñe ahora a la cornisa cantábrica, en zonas limítrofes con el mar», ha explicado Duque antes de expresar su temor a que «una mutación haga que la plaga de el salto al interior, lo que sería un tema muy grave, porque no hay por ahora resultados de controles químicos que determinen su erradicación».
Ha hecho referencia a la cercanía de Castilla y León, la mayor productora de patata de España con cerca de un millón de toneladas y 20.000 hectáreas, y a la importancia de que la aplicación de las medidas del Gobierno se traduzca en un verdadero control de la plaga, porque tendría «consecuencias catastróficas» para el campo.
El responsable de medios de producción y sanidad vegetal de Asaja, José Ramón Díaz, también reconoce que hay «preocupación» por las consecuencias de una posible extensión de esta «importante» plaga, y recomienda a los agricultores afectados que, «aunque parezcan duras», adopten todas las medidas del Programa de Control.