Las dificultades logísticas de poder operar con normalidad con frutas y hortalizas frescas durante el Brexit está provocando cambios sustanciales en los hábitos de compra de los ingleses.
Los datos del colectivo British Frozen Food Federation señalan que los ingleses se están abonando a comprar comida congelada.
Los británicos gastaron 7.200 millones de libras en alimentos congelados durante 2020, lo que supuso un incremento del 13,8 por ciento con respecto a 2019.
Sólo las bebidas alcohólicas incrementaron más sus ventas en alimentación durante 2020, y convirtieron a la alimentación congelada como la segunda de mayor crecimiento.
Este incremento de los congelados responde a la entrada de las nuevas generaciones en los lineales de congelados.
Los consumidores más jóvenes entraron un 23 por ciento más en la sección de alimentos congelados, entre las que se encuentran las pizzas, aguacates congelados, helados y una amplia gama de productos veganos.
La industria de los congelados creen que la demanda a favor de la alimentación congelada se mantendrá incluso después de la pandemia.
El colectivo British Frozen adelantó algunas cifras sobre la evolución de las ventas, destacando el fuerte impulso en el mes de marzo de 2020, donde se produjo un record de ventas que supuso incrementar en 140.000 hogares las personas que apostaron por la alimentación congelada.
El gasto de la cesta de la compra en congelados se ha elevado en Reino Unido y ha descendido la de los frescos, ya que «los británicos quieren comprar productos que no se estropeen y esto juega a favor de la alimentación congelada», señalan desde la Federación.