Indican que cuando apenas hay verduras en los campos, los distribuidores, con «codicia sin límites y malas artes que no respetan ni a productores ni a consumidores», han tirado los precios en origen pese a la demanda disparada.
Lo consideran una falta de respeto a la dignidad y al valor del trabajo en el campo y de reconocimiento del carácter estratégico y vital de la actividad agraria como productores de alimentos y preservadores del medio natural y rural, lo que se traduce en el hundimiento de las rentas de los agricultores.
Las políticas económicas prefieren los mercados desregulados del sálvese quien pueda y toleran el abuso de posición de dominio en la cadena alimentaria, además de mirar para otro lado ante el avance de los monopolios en la cadena de insumos que disparan los costes de producción, añaden.
El descontrol en la entrada de hortalizas de Marruecos en la Unión Europea está influyendo en buena medida, según sus palabras, en la mala situación del inicio de campaña de hortalizas, a lo que suman el obstáculo de la salida de los 65 millones de consumidores del Reino Unido de esa organización.