cosecha uva Vinalopó
Nacional

Prevén una buena campaña de la uva de Nochevieja para cerrar el atípico 2020

Los productores de uva embolsada del Vinalopó (Alicante) prevén una buena campaña navideña con un producto que, por el buen clima, se presenta este año con una calidad "óptima" para ser consumido en cuatro de cada cinco hogares españoles durante las campanadas de Nochevieja.

La clásica uva «aledo», de la denominación de origen protegida (DOP) Vinalopó, seguirá siendo este año la preferida para la noche de fin de año al suponer el 80 por ciento de las «uvas de la suerte», alrededor de 2 millones de kilogramos.

En una entrevista con la Agencia Efeagro, el presidente de la DOP Uva Embolsada de Mesa de Vinalopó, José Bernabéu, ha declarado que están afrontando una «buena campaña» de recolección y también de comercialización que responde a una excelente calidad del producto y a una buena respuesta del mercado de «la uva mejor protegida del mundo».

Ha explicado que la climatología ha sido «muy favorable» este año desde septiembre al beneficiarse del clima seco de esta zona de la Comunitat Valenciana, tan necesario para obtener «una calidad óptima» del producto.

Al buen clima hay que sumarle «la buena acogida que está teniendo el producto en los mercados», tanto nacionales como extranjeros, que ha propiciado que los agricultores no se vean obligados a bajar el precio de esta fruta por no poder comercializarlos «como sí ha ocurrido en años anteriores».

A pesar de esta buena situación, Bernabéu ha lamentado que los precios de la uva sigan siendo bajos, «los mismos desde hace 20 años», sin reflejar el trabajo que lleva detrás y que se merece esta fruta única.

Respecto a las cifras, la producción inscrita en la denominación de origen ha sido este año de 40 millones de kilogramos entre las siete variedades (una de ellas la Aledo), la cual es inferior a 2019.

A principios de noviembre se inició la recogida de esta uva tan tradicional de la noche de fin de año en España. Se da la circunstancia de que la Aledo es la variedad más tardía y alrededor del 50 por ciento de la misma se consume en Nochevieja: 2 millones de kilos.

La mitad de la uva del Vinalopó va al mercado interior español y la otra parte a otros países, sobre todo a países de la UE, que son productores de uva y, por tanto, competidores pero a la vez «son muy consumidores», como es el caso de Italia.

Además de la Aledo, los otros tipos de uva embolsada del Vinalopó son Victoria, Ideal, Red Globe, Doña María, Rosetti y Dominga.

El Consejo Regulador ha informado de que, como en el resto de sectores, la pandemia sanitaria de la covid-19 ha obligado a los productores y comercializadores a realizar una inversión importante para garantizar todas las medidas de seguridad para los trabajadores tanto en almacenes como en el campo, aunque la incidencia de casos en el sector no ha sido relevante.

La uva del Vinalopó se cosecha en los municipios de Novelda, Monforte del Cid, Aspe, Agost, Hondón de los Frailes, Hondón de las Nieves y La Romana, y da trabajo a más de 10.000 personas que suman, entre todos, más de 300.000 jornales.

La tradición de las doce uvas cada 31 de diciembre se remonta, al menos, a los últimos años del siglo XIX cuando era una costumbre muy extendida en Madrid que las familias acomodadas tomaran un ‘lunch’ de Nochevieja en el que se servían uvas y champán, seguramente influidas por las costumbres francesas de la época.

El primer documento que deja constancia de esta práctica es un anuncio publicado el 29 de diciembre de 1898 en ‘El Imparcial’, donde los productores promocionan «Las uvas de la suerte», mientras que el 1 de enero de 1902 se lee en el mismo diario madrileño una nota de sociedad sobre el referido «lunch con las acostumbradas uvas de la suerte» en la fiesta en el hotel de los condes de Romanones.

Sin embargo, fue un bando municipal de entonces que buscaba prohibir las prácticas ruidosas en periodo navideño el que espoleó a los demás estratos sociales a imitar la costumbre de las clases más altas.

Esto ocurrió porque muchos de los madrileños se sintieron molestos por el edicto y decidieron ridiculizar la costumbre de la aristocracia. Para ello, empezaron a congregarse en la actual Puerta del Sol el 31 de diciembre para tomar las doce uvas y celebrar con estruendo la entrada del nuevo año.