El presidente nacional de la Sectorial del Ajo de Asaja y uno de los productores de esta comarca, Miguel del Pino, ha señalado este viernes a Efe que las lluvias cuando empezaba la cosecha incidieron en una menor producción, por una parte, y en el destrío, que es aquel producto que se recolecta con calidad aunque con la piel negra, por lo que no se puede destinar a la venta al consumidor final.
Este destrío va a usos industriales, como la producción de ajo en polvo o a las fábricas de conservas.
Pese a ello, la calidad de la cosecha fue buena y está teniendo unas ventas que pueden llegar a la totalidad de la recolección, por lo que no quedará ajo en las cámaras frigoríficas cuando comience la próxima recolección.
Esta situación se da porque hay países que prefieren el ajo español al chino, pese a ser más caro, y la pandemia por coronavirus provocó que China no pudiese exportar al comienzo de la campaña, lo que hizo que llegase demanda de lugares que hasta ahora no habían sido compradores en España, como Jordania, y en otras casos han aumentado la demanda, como Israel.
Para la campaña venidera, la sectorial del Ajo de Asaja de Córdoba calcula que habrá una merma de alrededor del 5 por ciento de la superficie cultivada en lo que se entiende como el área de influencia de Montalbán, que reúne el 40 por ciento de la producción del ajo de Andalucía.
La disminución de la superficie cultivada se centra en pequeños productores que se vieron gravemente afectados por la lluvia hasta perder toda la cosecha, ha precisado Del Pino.
En la anterior campaña, esta zona de influencia de productores radicados en Montalbán, en cuyos alrededores hay unas 2.000 hectáreas destinadas al cultivo del ajo, alcanzó las 3.500, ya que la demanda del producto hace que se siembren parcelas en otras provincias andaluzas, como Granada, Málaga y Sevilla aunque gestionadas desde esta población cordobesa.