Unos 300 alumnos de diferentes titulaciones universitarias, entre ellos los del Grado en Ciencia de Datos de la UV, se encargan de la conservación de las plantas, que funcionarán durante tres meses como estaciones ambientales y a través de ellas, se podrá conocer la concentración de metales pesados en el aire.
Bautizado como «Vigilantes del aire» y liderado desde Zaragoza a través de la fundación Ibercivis y del Instituto Pirenaico de Ecología del CSIC, en el estudio participan diecisiete colectivos –los embajadores regionales– de puntos de toda España, según ha informado la UV en un comunicado.
El objetivo final del proyecto es elaborar un mapa de la calidad del aire a partir de los datos que proporcionan las hojas de las fresas.
La rama valenciana del proyecto se presentará el próximo día 29 de octubre a las 19:00 horas en el Instituto Municipal de Cultura de Meliana, en el marco de la Setmana de la Ciència i el Medi Ambient (Setciències 2020).
En esta edición de «Vigilantes del aire», se han distribuido unas 5.000 plantas, 330 de ellas en València, repartidas principalmente al estudiantado universitario, y también participan otros centros educativos y asociaciones culturales y falleras.
De esta forma, el proyecto es un ejemplo más de lo que se conoce como ciencia ciudadana, ya que requiere la participación de personas que no cuentan necesariamente con conocimientos específicos previos y ese voluntariado no solo contribuye a la investigación, sino que podrá aprender nuevas habilidades científico-técnicas.
Otros proyectos participativos emplean tecnologías o estaciones adecuadas para recoger datos pero «Vigilantes del aire» apuesta por llenar la ciudad de plantas para contribuir a la sostenibilidad medioambiental.
Se han elegido fresas, han explicado las fuentes, porque son plantas de cultivo fácil y cuentan con hojas rugosas a las que se enganchan las partículas contaminantes suspendidas en el aire, por lo que a través de éstas, se pueden detectar las sustancias nocivas en el aire que se respira.
Las plantas se entregaron a los participantes a principios de octubre junto con una ficha técnica que recoge los cuidados que necesita la planta y estos voluntarios tendrán que encargarse de mantener la fresa y controlar su crecimiento.
El día 23 de diciembre tendrán que enviar dos de sus hojas junto con un cuestionario, diseñado por el mismo estudiantado de Ciencia de Datos de la ETSE-UV, que recogerá la evolución de la planta durante estos tres meses (localización, exposición al sol, altura o aspecto.
El proyecto une el componente científico con la posibilidad que el alumnado participe en todo el proceso investigador: son los estudiantes quienes diseñan las preguntas y la hipótesis; recopilan los datos y los analizan.
Las 330 plantas están repartidas tanto por varios barrios de València como por otros municipios de comarcas vecinas, lo que permitirá elaborar un mapa más completo de la calidad del aire en el territorio.
La iniciativa «Vigilantes del aire» cuenta con la financiación de la Federación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), y defiende el valor de la transparencia de los datos, y por ello, una vez se conozcan los resultados del estudio, se publicarán en abierto para que la ciudadanía sea consciente de la calidad del aire que respira.