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Fenacore asegura que agua para regar será de mayor calidad tras normativa UE

La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) ha asegurado este martes que el agua para regar será de "mayor calidad", "incluso que las superficiales", con la entrada en vigor este jueves de las nuevas normativas europeas para impulsar la reutilización de aguas.

Esta afirmación hace referencia al Reglamento (UE) 2020/741 del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de mayo, con el que se establecieron «requisitos mínimos de calidad y control del agua y disposiciones sobre gestión del riesgo» para que sea segura para el riego agrícola, el medio ambiente, la salud humana y la sanidad animal.

La normativa, que será aplicable a partir del 26 de junio de 2023, explica que su finalidad es facilitar la implantación de la reutilización del agua urbana depurada cuando resulte conveniente y sea eficaz en relación con los costes, además de promover la economía circular, apoyar la adaptación al cambio climático y hacer frente a la escasez de agua en toda la Unión Europea (UE).

La organización ha alegado en un comunicado que dicho Reglamento «garantizará unos parámetros de calidad exigibles a este tipo de aguas en toda la Unión Europea (UE)».

Por estas razones, los regantes «respaldan el impulso que la UE» quiere dar al uso de aguas regeneradas a nivel comunitario y confían en que sirva para resolver «las dudas relacionadas con la calidad que surgen en los canales de distribución alimentaria y en la sociedad en general», han expuesto.

Sin embargo, han señalado que «aún quedan por definir algunos aspectos relativos al plan de Gestión del Riesgo», ya que desde Fenacore todavía sienten «preocupación» sobre el análisis de los parámetros de calidad de las aguas regeneradas cuando se mezclan con otro tipo (superficiales, subterráneas, desaladas).

Por eso han instado a que los análisis se realicen a la salida de la planta de tratamiento y no a la entrada de la zona regable o en la parcela.

Asimismo han recordado que, en línea con el Consejo de la UE, defienden que el uso de aguas regeneradas y desaladas sea solo un complemento a las obras de regulación para garantizar la alimentación, ya que «para asegurar el abastecimiento de las necesidades crecientes de alimentos se requiere un incremento del agua disponible para riego».

Han destacado que España es el país europeo que mayor porcentaje de aguas reutilizadas emplea y han recomendado que, en la apuesta por aumentar el uso de este tipo de aguas, es mejor optar por las regeneradas, «cuyo uso actualmente escala hasta los 400 Hm3, puesto que la calidad de estas aguas las valida para determinados cultivos y contribuye a la seguridad alimentaria».

La otra alternativa que plantean es la conformada por las aguas desaladas, cuyo uso se sitúa en torno al 2%, por los mayores costes energéticos que supone la desalación, y que podría ser «una buena solución» en regiones con una «significativa escasez de recursos hídricos», como Alicante, Murcia y Almería; «siempre y cuando los costes del proceso resultasen asumibles para los usuarios».

Para el presidente de Fenacore, Andrés del Campo, la utilización del agua regenerada supone «un beneficio para la sociedad en su conjunto», por lo que aboga por que el coste de su tratamiento afecte al usuario que genera el agua residual, «siguiendo el principio de ‘quien contamina paga’».

«Hay que analizar en cada caso quién es el beneficiado directo o indirecto de la reutilización. Asimismo, la responsabilidad sobre la calidad de las aguas regeneradas utilizadas en los cultivos debería repartirse de un modo más equitativo entre los entes de depuración y los usuarios de aguas para riego», ha razonado.