Así se lo han trasladado responsables de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) a Calviño, quien ha asistido a la reunión del consejo de dirección de la entidad, celebrado por videoconferencia.
Desde la patronal han informado de que en este encuentro se ha solicitado a la ministra que las propuestas del sector de cara a la desescalada sean «tenidas en cuenta» por el Ejecutivo dado el carácter «estratégico» de esta industria.
Entre las medidas por las que abogan, se encuentra la de que el Gobierno «desestime la imposición de impuestos al consumo con el objetivo de mantener una mayor renta disponible para los ciudadanos».
Dotar de liquidez a las empresas, flexibilizar las medidas laborales para favorecer la rápida restauración del empleo, promover la unidad de mercado y evitar regulaciones que resten competitividad al sector, así como ayudar a recuperar la confianza de los ciudadanos para impulsar el consumo en hostelería y volver a atraer turismo son algunas de sus propuestas.
Los dirigentes de FIAB han mostrado ante la ministra su «preocupación» ante la situación de crisis económica a la que se enfrenta España por la pandemia, y por eso han reclamado diálogo a las autoridades.
Los cálculos de la patronal apuntan a que el coronavirus podría suponer la pérdida de entre 4.000 y 11.000 puestos de trabajo y amenaza la supervivencia de 800 empresas de las más de 30.000 que componen la industria alimentaria.
Además, su producción (valorada en cerca de 120.000 millones de euros) corre el riesgo de caer hasta en 10.000 millones de euros, y estiman un retroceso de las exportaciones de entre el 6 y el 11 % en función de cómo evolucione el proceso de recuperación.
El director general de la entidad, Mauricio García de Quevedo, ya anticipó ayer durante la presentación de su informe económico anual que prevén que el sector tarde dos años (hasta 2022) en volver a los niveles con los que cerró 2019.
El presidente de FIAB, Tomás Pascual Gómez-Cuétara (máximo responsable a su vez de Calidad Pascual), ha incidido ante Calviño en que las empresas son un motor para recuperar la actividad económica.