Este año, por motivos de la crisis sanitaria de la covid-19, no se ha celebrado la fiesta inaugural, instaurada el año pasado, ni tampoco la comida en un restaurante de la localidad con un menú compuesto por productos combinados con calabaza.
Desde hace unos años, la localidad de Cullera se ha convertido en un punto neurálgico de producción de calabazas, motivo por el que un grupo de productores decidieron organizar la «carabassà» para celebrar que es precisamente en esta localidad donde se cosechan las primeras calabazas cultivadas al aire libre.
La superficie dedicada a este cultivo en Cullera ha aumentado un 25 % hasta llegar a unas 250 hanegadas. Como novedad, este año se ha ampliado el número de variedades cultivadas de calabaza, hasta seis diferentes.
Cada vez se incrementa el número de labradores interesados al producir calabaza en Cullera, consecuencia de la capacidad productiva y del interés de los comercios para adquirir este producto de tan buena calidad, han indicado las mismas fuentes