El presidente nacional de la Sectorial del Ajo de Asaja, Miguel del Pino, entiende que los problemas que se planteaban entonces para la contratación de entre dos mil y tres mil personas que el sector precisa y que el mercado laboral interno no ofrece y que la crisis sanitaria y las limitaciones de movilidad impuestas por el estado de alerta impedían solventar con mano de obra extranjera, se han solventado.
De hecho, a finales de esta semana, según adelanta a Efe el dirigente empresarial, excepto alguna pequeña explotación más tardía, estará en recogida toda la cosecha con la garantía de que ese cupo extra de mano de obra, tanto para la retirada del ajo del campo, que se saca de la tierra de modo mecanizado, como para su manipulado posterior, habitualmente procedente de Rumanía y Marruecos, será asumido por españoles.
Además, las condiciones meteorológicas que se han dado en las últimas semanas garantizan, si no se presentan problemas, una cosecha «extraordinaria» en la cantidad y «de muy buena calidad».
Asaja dispone de una bolsa de trabajo con 5.900 personas dispuestas a participar en la campaña del ajo en la provincia de Córdoba, que alcanza entre los 400.000 y los 500.000 jornales, teniendo en cuenta a transportistas y envasadores, según datos del responsable de la patronal.
Se trata de una bolsa privada a la que el secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA) de UGT Córdoba, Pedro Téllez, quita «carácter oficial», ya que entiende que todos los trabajadores del campo cordobés siempre han estado disponibles y que la «única entidad que está autorizada para hacer contrataciones es el Servicio Andaluz de Empleo (SAE)».
Del Pino lo corrobora, y precisa que Asaja sólo facilitará el contacto entre los inscritos y el empleador que demande mano de obra para la contratación directa si la persona no está sujeta al cobro de una prestación que sea compatible con el trabajo agrario, en cuyo caso necesitará la intervención de la administración laboral.
Téllez aseguró que Asaja «viene defendiendo una estrategia desde hace mucho tiempo y desde las organizaciones sindicales, especialmente UGT, tenemos claro que el contingente de trabajadores de toda la vida, los 60.000 que están dados de alta en el censo agrario en Córdoba, pueden trabajar sin ningún tipo de problema, a los que hay que añadir todos aquellos que vienen de un proceso de regulación temporal de empleo».
En la difusión de la demanda existente ha colaborado, tanto con Asaja como con otras organizaciones agrarias y sindicales, la Delegación de Empleo de la Diputación de Córdoba, cuyo responsable, el también alcalde de Montalbán, Miguel Ruz (IU), comentó a Efe que hay que partir de la base de que el SAE «es el canal oficial».
Ruz espera que la Junta de Andalucía facilite el traslado de los trabajadores a las explotaciones, para lo que el Gobierno regional anunció el pasado 9 de abril que trabajaba en la contratación de empresas de transporte, y que lo haga tanto para esta campaña como para otras venideras, «una demanda más vigente que nunca porque la gente tiene mucho temor a las sanciones», ya que hay casos donde el desplazamiento es de hasta noventa kilómetros hasta llegar a los tajos.
En todo caso, la situación de la campaña del ajo ha cambiado sustancialmente también en este aspecto con la modificación de las condiciones de ocupación de los vehículos en el transporte terrestre, adoptadas en aplicación del Plan para la Transición hacia una Nueva Normalidad, que Miguel Del Pino achaca a la presión empresarial.
Otra cosa será el precio con el que reciba el mercado «los primeros ajos que salen en Europa, que son los de Córdoba», que en un 90 por ciento se destinan a la exportación y que hace que productores cordobeses, que en los alrededores de Montalbán disponen de unas 2.000 hectáreas, busquen parcelas en otras provincias andaluzas, como Granada, Málaga y Sevilla, hasta alcanzar las 3.500.
«Como siempre, al principio de la campaña no hay un precio fijado», señala Miguel del Pino, aunque, de todas formas, se muestra optimista dado que el ajo chino, que supone el 83 por ciento de la producción mundial, no llega hasta julio, tiene una limitación de entrada en la Unión Europea, y no se sabe cómo llegará evaluado al mercado, aunque, «por pura lógica», se espera que sea bueno, ya que «casi por primera vez el mercado va a estar vacío de ajos, no hay en las cámaras frigoríficas, y el precio ahora está alto».
Los últimos datos publicados por la Junta de Andalucía, que corresponden a 2017, atribuyen a la provincia de Córdoba, 31.174 toneladas de producción de ajo, el 42,36 por ciento del total de 73.601, el doble del siguiente territorio, Sevilla, con 15.512 toneladas y el 21,08 por ciento.