Todos los departamentos de Grupo Agroponiente han realizado un proceso de adaptación a la nueva situación del Estado de Alarma por el Covid19 y lo han llevado a cabo, además, en un tiempo récord. Juan Antonio Molina es responsable de Riesgos en Grupo Agroponiente, que ni mucho menos ha sido una excepción en este sentido y en estos ‘tiempos de cambios’.
En términos generales, el Departamento de Riesgos se encarga de “mantener el control en las relaciones con nuestros clientes a nivel administrativo (cobros, documentación legal, envases, fianzas, etc.). Trabajamos por que nuestra principal tarea de cobros sea lo más eficiente posible en plazos y control de riesgo para que la afectación a la cuenta de resultados sea la menor posible en estos tiempos difíciles, controlando los plazos y límites que nos marca nuestra aseguradora al igual que manteniendo un nivel de comunicación constante y fluida con nuestros clientes, sus intermediarios, nuestros compañeros comerciales internos e incluso con las demás empresas hermanas de nuestra zona”.
Se trata, sin duda, de un aspecto capital en el funcionamiento de una compañía como Grupo Agroponiente, en el que también ha habido que maniobrar a gran velocidad para adaptar los procesos y herramientas a la situación actual. Molina reconoce que “en general, hemos tenido que reestructurar nuestro trabajo. A partir de decretarse el estado de alarma recibimos la recomendación de dirección de permanecer en nuestras oficinas presencialmente el menor tiempo posible y el menor número de personas que se sustanció en la organización de turnos presenciales para el personal necesario. Dado el hecho de que nuestra actividad nos permite el contacto con nuestros interlocutores por medios telefónicos y telemáticos, no ha sido difícil la implantación del teletrabajo. Sí es cierto que tenemos determinadas tareas requieren la presencia física ineludible, como es la recepción de documentos de cobro vía Correo Postal, los ingresos de los mismos en nuestra oficina bancaria, etc.”.
Pero más allá de situaciones concretas, la principal conclusión es que se ha producido un cambio general en cuanto a la forma de encarar cada uno de los procesos. “En general, estamos intentando trazar líneas de trabajo programadas y que permitan ese trabajo telemático, para lo cual estas circunstancias que estamos viviendo suponen un empuje importante gracias también a la formación previa que nos impartió nuestro compañeros del Departamento Informático. Está claro que esta situación nos está descubriendo que podemos hacer mucho más trabajo de manera telemática de lo que pensábamos. Ello va a redundar en que algunos de esos procesos programados y a distancia se puedan quedar para siempre, con el consiguiente ahorro de tiempo y de esfuerzos”.
En cuanto a la asimilación por parte de los clientes de las nuevas formas impuestas por las condiciones excepcionales de trabajo, Molina nuestra su satisfacción por el hecho de que “nos ha asombrado en la mayoría de los casos la adaptación, la transparencia en la comunicación, la complicidad y el espíritu de equipo para adaptarnos a esta nueva situación por y para nuestros clientes. Hemos podido observar como nuestros clientes han adecuado sus procesos a la nueva realidad con una extraordinaria agilidad y valorable actitud motivado también a entender la importante función que en esta emergencia desempeñaban para la sociedad”.