Así lo ha confirmado la directora de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove), Elena Sáenz.
«Los productores no tienen nada que temer», ha apuntado, tras explicar que, en la actualidad, la demanda de semillas y plantas por parte de los agricultores se refiere preferentemente a la siembra de cultivos de primavera, como los hortícolas.
«En abril, comienzan en el sureste de España nuevos ciclos de pimiento, calabacín, tomate y berenjena», y también otros de «lechuga, cebolla y brócoli que se repiten cada tres meses», ha puesto como ejemplos.
Ha señalado, eso sí, que en el sector de obtentores vegetales existen varias preocupaciones de cara al futuro derivadas de las medidas urgentes adoptadas durante el estado de alarma.
Una de ellas es la escasez de recursos de los centros oficiales de investigación a causa del confinamiento, lo que a su juicio puede ralentizar o detener programas de mejora vegetal y el desarrollo de nuevas variedades.
También existe el temor en el sector de que el confinamiento restringa el movimiento y la distribución de semillas, y que eso propicie la disminución o incluso la paralización de la investigación del sector y condicione la producción futura.
«El intercambio de material vegetal con países extracomunitarios es indispensable para los procesos de investigación, que actualmente se encuentran limitados a causa de los cierres fronterizos», ha subrayado.
Y es que, según Saénz, «el movimiento internacional sin restricciones de semillas es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria y desarrollar nuevas variedades».
La directora de Anove ha recordado que «hoy en día hay pocos países que puedan proporcionar a los agricultores semillas únicamente de su propia producción».
Otra inquietud en el sector es si la actual situación por el coronavirus produce una pérdida de agilidad o demora en la expedición de los certificados de exportación o importación de semillas y plantas, así como de los análisis previos pertinentes por parte de la administración y organismos oficiales.
«No puede haber retrasos» en el proceso, ha remarcado, tras mostrarse convencida de que «una vez que acabe la crisis, el sector agroalimentario, ahora volcado en abastecer de alimentos a los ciudadanos, será uno de los motores para la reactivación de la economía».