Esos activos causaron en 2019 un agujero en el resultado del grupo de distribución francés de 1.523 millones de euros, muy superior a los 614 millones con los que le había lastrado un año antes, explicó la empresa en un comunicado.
El resultado de explotación, por su parte, fue positivo de 838 millones de euros (pese a integrar una carga de 90 millones, esencialmente por depreciaciones de activos en Rusia, China y Ucrania), frente a una pérdida operativa de 183 millones en 2018 cuando había tenido que encajar 784 millones con depreciaciones mucho más importantes en Francia, Rusia, China y Polonia.
El resultado bruto operativo (Ebitda) progresó un 8,4 % hasta 2.260 millones de euros, algo que la compañía atribuyó a los primeros efectos de su plan «Renacimiento» y al incremento del 7,1 % de su filial inmobiliaria Ceetrus.
El lanzamiento de «Renacimiento2 desde 2019 se ha traducido en la venta o el cierre de 21 tiendas en Francia, 30 en Rusia, 17 en España, 5 en China, uno en Ucrania y otro en Polonia, todas ellas «sin perspectiva realista de retorno a la rentabilidad», así como en la cesión de sus filiales en Italia y Vietnam, importantes focos de pérdidas.
Auchan atribuye a esas y otras acciones de optimización y de revisión de procesos un impacto positivo de 239 millones de euros en el Ebitda de 2019 respecto al del ejercicio precedente.
La facturación disminuyó un 1,6 % en cifras absolutas a 46.415 millones de euros. Los ingresos progresaron en nueve de los 12 países en los que está presente la empresa, mientras que se mantuvieron estables en España y retrocedieron en Rusia y en Francia (un 2 % en su mercado doméstico, que supuso un 38 % del total).
A fecha del pasado 31 de diciembre, la compañía tenía una deuda de 3.870 millones de euros, 141 millones más que un año antes.