Cambiar hábitos de producción y consumo alimentario hacia una agricultura y alimentación más sostenible que preserve la biodiversidad, evitar desperdiciar alimentos y fomentar una alimentación sana que acabe con la «plaga» de la obesidad son algunos de los retos alimentarios que plantean las administraciones.
Así se ha resaltado en la celebración del Día Mundial de la Alimentación en el Centro Mundial de València para la Alimentación Urbana Sostenible (Cemas), en la que han participado junto al alcalde de València, Joan Ribó, y la consellera de Agricultura, Mireia Mollà, representantes de la FAO, Naciones unidas y el Gobierno de España.
El director de la Oficina de la FAO en España, Enrique Yeves, ha asegurado que en este día «no hay nada que celebrar», pues las cifras apuntan a un aumento desde 2015 «lento pero constante» del hambre, que sufren 821 millones de personas, sobre todo en Asia, África y América Latina.
Ha achacado a la unión «letal» de conflictos bélicos y el cambio climático el que decenas de países necesiten «ayuda alimentaria externa para poder sobrevivir» y ha subrayado que «en países en los que la desigualdad es mayor, la desaceleración de la economía tiene un efecto desproporcionado en la seguridad alimentaria de poblaciones de bajos ingresos».
No obstante, ha apuntado que un «crecimiento económico sólido no contribuye necesariamente a reducir la pobreza» si no lo acompañan «políticas claras de distribución de la riqueza» y ha lamentado la «paradoja» de que aumenta el hambre, al mismo tiempo que la obesidad y el sobrepeso, una «plaga global» que sufren 2.000 millones de adultos, 207 millones de adolescentes y 131 millones de niños.
La presidenta saliente de la Asamblea General de Naciones Unidas, María Fernanda Espinosa, ha asegurado que es «urgente» fomentar la producción sostenible y combatir el cambio climático y ha resaltado que de 6.000 especies de plantas cultivadas a lo largo de la historia, hoy en día «solo ocho proporcionan el 50 % de las calorías diarias».
Ha apostado por «democratizar el conocimiento en materia agrícola» y ha pedido «repensar el actual sistema de patentes en el acceso a recursos genéticos y distribución justa y equitativa del conocimiento».
«Hay que ir a hacia un nuevo paradigma de sistemas alimentarios, donde el enfoque no se centre solo en la producción sino también en la sostenibilidad socioeconómica y ambiental», ha finalizado.
La Alta comisionada del Gobierno para la Agenda 2030, Cristina Gallach, ha apuntado que todas las administraciones han de tener un «papel determinante» y estar «comprometidas» en el cumplimiento del marco de acción global que «encamina hacia soluciones clave para las personas y para el planeta».
A su juicio, el Cemas «debe desempeñar un papel esencial» en la formación y creación de estas alianzas adecuadas para hacer frente a los problemas de la obesidad y el sobrepeso que sufren 34 % de los niños de 2 a 17 años en España y ha advertido que hay que «ser capaces de cambiar los hábitos de consumo y de compra»
Ribó ha destacado que el Consejo Alimentario Municipal es el instrumento para cumplir objetivos como promover y visibilizar un consumo alimentario con dieta equilibrada y sostenible, favorecer el reciclaje de materia orgánica, reducir al máximo el desperdicio y consolidar espacios de venta de proximidad.
La consellera de Agricultura ha advertido que en las últimas décadas se ha «cambiado la dieta y los hábitos alimentarios por la globalización» y que la producción intensificada y el cambio climático «están provocando una pérdida rápida de biodiversidad»
Ha defendido acciones para que las dietas sanas sean accesibles para todos», además de asegurar que para lograr el hambre cero también «hay que nutrir a la población cuidando el planeta».