El presidente de la Interprofesional del Melón y la Sandía de Castilla-La Mancha, Cristóbal Jiménez, ha explicado que este año existe un «precio razonable» para la sandía, con un equilibrio sostenido entre la oferta y la demanda, y una producción prevista de campaña de unas 190.000 toneladas.
Pero en el caso del melón, ha expresado su confianza en que «se corrija» la estrategia que, a su juicio, quiere imponer la distribución y que pasa por un precio de 28 céntimos/kg para variedades «extra», lo que supondría unas liquidaciones para los agricultores de entre diez y doce céntimos, «por debajo del coste de producción».
«Este año el melón castellanomanchego es de gran calidad y su corte se está realizando en el momento óptimo», ha confirmado Jiménez, quien calcula que esta campaña rondará las 240.000 toneladas, «una cantidad que el mercado puede absorber muy bien».
Desde Cataluña, el presidente sectorial de fruta de hueso de Cooperativas Agro-alimentarias, Javier Basols, no se muestra muy optimista de cara a las próximas semanas.
«Los productores se están quejando ya de que no van a ver las liquidaciones que esperaban», ha lamentado Basols, quien apunta que no va a ser ni una campaña buena, ni tampoco catastrófica.
«De lo que se habla ahora es de si vamos a poder continuar con las explotaciones», ya que «no salen los números: el precio no va y tenemos más presión de costes como la provocada por la subida en enero del salario mínimo interprofesional (SMI)», ha afirmado.
El secretario general de Asaja Aragón, Ángel Samper, coincide en que el SMI ha condicionado esta campaña, ya que se ha traducido en «menos contrataciones para el aclareo de frutales, con la consiguiente reducción de calibres de los frutos».
Samper defiende un plan de arranque con ayudas públicas para un sector que esta campaña ha conseguido «precios razonables hasta finales de julio», pero en el que «crece el desánimo y la impotencia».
«Ayer, en una reunión, comentaban que en Murcia se estaban vendiendo más motosierras y cadenas para arrancar árboles que fruta», pone como ejemplo para describir el «desánimo mayúsculo» ante el final de campaña de hueso, tras la «calma tensa» que se mantenía hasta la fecha.
«Estamos peor que en 2017 (cuando los precios tocaron fondo), ya que llevamos arrastrando desde hace varios años dificultades de caja y pidiendo créditos», ha subrayado.
En el caso de Extremadura, fuentes de la organización agraria UPA-UCE han asegurado que están viviendo una campaña de fruta «catastrófica» por los precios «ruinosos», especialmente de las ciruelas.
De acuerdo a la organización, muchos agricultores «arruinados, se ven obligados a arrancar sus frutales y otros lo harán en noviembre tras las liquidaciones».
Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), la producción de esta temporada de fruta de hueso -sin contabilizar los datos de la nectarina-, se sitúan en 1,35 millones de toneladas, un 1 % menos que en 2018 y un 4 % por debajo de la media de las últimas cinco campañas