Según un estudio comparativo llevado a cabo por FENADISMER en base a los datos que constan en el Registro Público de Empresas de Transportes que depende del Ministerio de Fomento, el continuo crecimiento que ha experimentado la actividad en el sector del transporte público por carretera en los últimos 5 años, tras la salida de la crisis en 2014, no ha beneficiado por igual a todas las empresas transportistas españolas, sino bien al contrario, de este periodo de recuperación económica han resultado beneficiadas exclusivamente las sociedades y las grandes empresas de transporte, en detrimento de los transportistas autónomos y las cooperativas de transporte.
Así, en el periodo de Enero de 2014 a Enero de 2019, la flota de vehículos de transporte (tanto pesados como ligeros) en manos de los autónomos ha descendido en casi un 24%, y la de las cooperativas en un 18%, lo que contrasta con el fuerte crecimiento de la flota en poder de las sociedades mercantiles en un 25%.
Pese a que el número total de empresas de transporte público de mercancías por carretera que operan en España se ha reducido de forma importante en estos 5 años, pasando de 102.448 empresas en Enero de 2014 a 99.097 en Enero de 2019, sin embargo resulta relevante el fuerte crecimiento en el número de empresas que ostentan una mayor flota de vehículos. Así las empresas que tienen una flota superior a los 20 vehículos han crecido en un 35%, siendo especialmente significativo el crecimiento experimentado en el número de empresas con flota superior a los 60 vehículos, con más de un 44%. Son precisamente las empresas de mayor tamaño las que además han llevado a cabo procesos de deslocalización de su actividad, domiciliando parte de su flota en otros países europeos, principalmente Europa del Este por sus menores costes fiscales y laborales, para continuar operando en el mercado español de transporte, tanto nacional como internacional.
De hecho, en la tradicional división en la configuración del sector del transporte por carretera, de una parte entre empresas transportistas con una flota de hasta 5 vehículos (que habitualmente han sido mayoritariamente autónomos y pequeñas empresas familiares) y de otra parte las empresas con flota superior a 5 vehículos (principalmente sociedades), se observa en estos 5 años un fuerte retroceso en las empresas de menor dimensión, lo que ha supuesto la desaparición en estos 5 últimos años de 6.058 autónomos y microempresas, que contrasta con el incremento en 2.707 empresas nuevas más de las de mayor dimensión.
Esta reducción en el número de empresas de menor tamaño también se traduce en una importante disminución de la flota de que son titulares, lo que ha supuesto como consecuencia la pérdida de la hegemonía que ostentaban hasta 2014. Así, si en Enero de 2014 las empresas de menor dimensión copaban el 50’8% del total de la flota y las de mayor dimensión el 49’2%; sin embargo 5 años después las empresas de menor dimensión representan tan sólo el 41’7%.
Por ello, FENADISMER va a solicitar al nuevo Gobierno que se forme tras las elecciones generales del pasado 28 de Abril, la aprobación de un Plan de Apoyo a los transportistas autónomos, las microempresas y las entidades de la economía social de transporte, que impulsen su desarrollo económico y mejoren sus condiciones de contratación. Dicho Plan deberá centrarse en la adopción de medidas que fortalezcan su capacidad de contratación frente a sus clientes, sancionando los incumplimientos en los plazos de pagos y aquellas conductas que impongan contrataciones por debajo de costes, el no incremento de la fiscalidad al sector del transporte, tanto en lo que se refiere a la imposición sobre los carburantes como en el no establecimiento de la tarificación por el uso de las carreteras, y favorecer su introducción en las nuevas tecnologías aplicadas al transporte por carretera.
Junto a lo anterior, FENADISMER continuará insistiendo en que se ponga en marcha de forma efectiva un Plan de Lucha contra la competencia desleal que llevan a cabo las empresas deslocalizadas, en terceros países europeos y que operan en el mercado español de forma totalmente impune, controlando en la actualidad casi una tercera parte del transporte internacional español, lo que representa un verdadero “cáncer” para el tejido empresarial español.