El informe recoge que los consumidores perciben que un producto de conveniencia les aporta comodidad -no hay que cocinarlo-, rapidez -muchas veces sólo hay que calentarlo y comerlo- y variedad.
Los productos de conveniencia más consumidos son las pizzas, las ensaladas limpias y listas para el consumo y los batidos y yogures bebibles, aunque también entran en la cesta de la compra recetas como el cuscús y el sushi.
En el 92 % de las ocasiones, estos platos se adquieren en supermercados e hipermercados (92 %) y para ser consumidos principalmente en el hogar.
Otro aspecto que se valora de los productos de conveniencia, según el informe, es la visibilidad del producto a través del envase, pues los opacos «remiten a lo artificial, mientras que envases transparentes transmiten confianza y el consumidor percibe que tiene más control sobre lo que está comprando».
También se tiene en cuenta el tamaño y que el envase se pueda volver a cerrar, de forma que se mantengan las propiedades del producto.
El factor salud condiciona también el consumo de productos listos para comer, ya que «cuanto más alta es la preocupación del consumidor por llevar una vida saludable más se aleja de los productos de conveniencia», pues «en general, la comida preparada no se percibe como saludable».
Así, sólo el 20 % de los participantes considera que estos productos son sanos y un 46 % declara que compraría más productos listos para consumir si hubiera más opciones de platos saludables.