En algunos de estos casos, también se acusa a Carrefour de los delitos de coacción, amenazas y maltrato psicológico. Entre las irregularidades que plantean destacan la falta de rigor del estudio de mercado presentado por la empresa a sus franquiciados, con previsiones de ingresos y rentabilidad muy superiores a los resultados conseguidos posteriormente.
Además, todos los querellantes aseguran que la cadena les enviaba más producto a sus tiendas del que podían vender -pero por el que el franquiciado debe pagar igual- y de forma automática, sin necesidad de pedirlo.
También coinciden al asegurar que firmaron un extenso contrato de franquicia de forma apresurada y sin haber tenido tiempo de consultarlo con antelación, así como de ser obligados a contratar a una de las dos consultoras que trabajan con Carrefour para su asesoría contable, lo que en su opinión les permite conocer al detalle su situación financiera.