La prueba puede tardar entre cuatro y seis semanas, y si el resultado es positivo será la segunda finca infectada por esta enfermedad desde que fue detectada en una finca en marzo de 2015.
El Consejo Australiano de Productores de Banana (ABGC) proporciona apoyo y asesoramiento cuando sea necesario. La detección temprana y la destrucción de plantas infectadas ayuda a ralentizar la propagación de esta enfermedad.
El presidente de ABGC, Stephen Lowe, ha instado a los agricultores para que tome medidas de bioseguridad, como la eliminación de material vegetal de maquinaria y calzado antes de entrar y salir de las zonas de cultivo.