Obtener grandes producciones no es sinónimo de buenas campañas, sino todo lo contrario. El último ejemplo lo tienen los fruticultores polacos, que vieron descender en un nueve por ciento su oferta de manzanas y en un nueve por ciento su producción del resto de frutas como peras, cerezas y ciruelas.
Los datos de la Oficina Central de Estadística polaca señalan que la cosecha de manzanas en 2023 fue de 3,8 millones de toneladas, un nueve por ciento menor que la campaña pasada y de un 4,4 millones de toneladas de toda la fruta.
«Actualmente, muchos huertos de manzanas se encuentran en buena forma financiera y relativamente satisfechos los productores de estos huertos», señala Miroslaw Maliszewski, presidente de la Asociación Polaca de Productores de Frutas, a la agencia Newseria Biznes.
El motivo del grado de satisfacción es que «la venta de manzanas para consumo fresco en primavera y finales de invierno se ha realizado sin interrupciones y a varios destinos internacionales», apunta Maliszewski.
El incremento de las expediciones de las manzanas polacas a los mercados internacionales se ha debido a la competitividad de la manzana polaca y a la capacidad de la oferta polaca para cubrir algunos huecos en varios mercados internacionales.
Polonia, además de operar con sus mercados habituales como Bielorrusia, Rumanía o Kazajistán, ha visto incrementar sus operaciones en España, Suecia y Egipto.
Hasta el mes de junio, Polonia exportó a España sobre 14.000 toneladas de manzanas, lo que supuso triplicar sus operaciones con respecto al mismo periodo de 2022.
Lo mismo ocurrió con Egipto, un destino desconocido por los polacos, y que le introdujo 17.000 toneladas hasta junio de 2023 frente a las 6.000 toneladas del mismo periodo del año anterior.
