En un escueto comunicado divulgado este lunes, la eléctrica española aclaró que «se compromete a mantener los precios contractuales con sus clientes residentes en Portugal hasta final de año» y que «cumplirá los compromisos establecidos en el cuadro regulatorio portugués y en el mecanismo ibérico».
La alerta comenzó en la noche del sábado, cuando el presidente de Endesa Portugal, Nuno Ribeiro da Silva, avisó de que los consumidores lusos podían registrar subidas de más del 40 % en su factura de electricidad a partir de julio como compensación del mecanismo ibérico del tope al gas aprobado por Portugal y España.
En una entrevista concedida a los medios lusos radio Antena 1 y Jornal de Negócios, Ribeiro da Silva afirmó que «en particular, a partir de final de agosto, pero ya en facturas del consumo eléctrico de julio, las personas van a tener una desagradable sorpresa» por los mecanismos de compensación.
«Estamos hablando de cualquier cosa en el orden del 40 % o más y no tiene nada que ver con las empresas eléctricas», aclaró, y aparecería en las facturas «en una línea específica«.
El Ejecutivo luso, que horas más tarde definió las declaraciones como «alarmistas», afirmó que «no ve cualquier justificación en el aumento de precios que fue comunicado» y defendió que los consumidores «pueden siempre buscar mejores precios» con otros comercializadores.
Por otra parte, la Entidad Reguladora de los Servicios Energéticos (ERSE) de Portugal garantizó que estará «particularmente atenta» a la gestión de las comercializadoras en la aplicación del mecanismo ibérico.
Precisó que el diferencial de precio es soportado por los consumidores asociados a este mecanismo, «es decir, los clientes que tienen ofertas comerciales indexadas al mercado diario y nuevas contrataciones».
Añadió también que «la cantidad de energía de estos suministros que se benefician de los precios controlados de la electricidad, y que serán llamados a pagar el coste de ajuste de este mecanismo, fue en junio y julio del 18 % y 29 %, respectivamente, del total nacional, siendo mayoritariamente consumo industrial«.
El mecanismo ibérico del tope al gas aprobado por Portugal y España entró en vigor el pasado 14 de junio.
Limita el precio de referencia del gas, responsable de que la electricidad lleve más de un año disparada al ser la tecnología de producción más cara, a 40 €/MWh durante los seis primeros meses de la medida, que estará vigente hasta el 31 de mayo de 2023.
Posteriormente, se irá incrementando en cinco euros al mes para terminar en 70 €/MWh, a fin de que, cuando se acerque su final, esté cercano a converger con la normalidad.