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Llenar la nevera se encarece más y las familias empiezan a adaptar su compra

El Índice de Precios al Consumo (IPC) ha confirmado que hacer la compra es ya un 5,6 % más caro que hace un año, una subida del coste que según los expertos se mantendrá durante meses por la situación de los mercados internacionales.

Si en enero los precios de la alimentación rondaron el 5 % de incremento, en febrero han subido un 0,8 % más y hay categorías con importantes diferencias.

Destaca la subida de los aceites y grasas que supera el 28 %, pero también se han encarecido mucho la carne de ovino, un 9,5 % y la leche, un 8,8 %; le siguen los cereales y los derivados también por encima del 8 %.

Dibuja así este indicador oficial los productos que, a priori, más se pueden ver afectados por el conflicto en Ucrania, un país de donde España consume importante cantidad de cereal para elaborar los piensos para la ganadería y para fabricar aceite de girasol.

El aceite de girasol se ha convertido, de hecho, en el producto señalado de la cesta de la compra después de que algunas compañías limitaran su oferta en los lineales ante el «comportamiento anómalo» de la demanda por el efecto del acopio del algunos consumidores.

Desde el Gobierno, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas ha asegurado que en España no habrá problemas de abastecimiento.

La directora general para España de la consultora Nielsen, Patricia Daimiel, ha indicado a Efeagro que ya están notando cambios en el mix de productos que eligen los clientes a la hora de hacer sus compras de gran consumo después de algunos meses de inflación real.

Si en 2021 ya se hablaba de inflación pero «era más ruido que realidad», ha recordado Daimiel, pero tanto los datos obtenidos por su consultora como los que ha confirmado el INE este viernes ya apuntan a subidas importantes y, lo más «preocupante», lo previsible es que «vayan a más«.

En la raíz de este pronóstico, los problemas de suministros de algunas materias primas como los cereales por la guerra en Ucrania, que encarecerán los procesos industriales, y la subida de la energía, que a su vez agravará este efecto y, además, disminuirá el gasto disponible de las familias.

Con todo, el director de servicio al cliente para Iberia de Kantar WorldPlanel, Carlos Cotos, ha apuntado que en un escenario inflacionista, el sector de la alimentación es de los menos elásticos «porque hay que seguir comiendo, aunque se ajuste el presupuesto» y suele ser bastante «resiliente».

Comparte, no obstante, que el escenario es de «mucha preocupación» porque a finales de año se pensaba que la subida de precios se iba a normalizar pero «esto va para largo».

De hecho, vaticina subidas de inflación durante todo el año con cifras «que no se han visto antes», una realidad a la que en Europa «no estamos acostumbrados» y cuyo efecto sobre el consumo aún se desconoce, pues se van a producir «recortes importantes en los presupuestos familiares si no hay un ajuste rápido en las condiciones laborales».

«Hay mucha incertidumbre y esto también genera inflación», concluye.

Las principales cadenas de distribución llevan tiempo alertando de la presión que estaban asumiendo por el incremento de sus costes y de su esfuerzo para que su impacto en los precios sea el menor posible.

Por ejemplo, el consejero delegado de DIA, Ricardo Álvarez, subrayaba a los periodistas ayer en la inauguración de una de sus plantas en Illescas (Toledo) que de todos los sectores de la economía «el retail es el que más está conteniendo los precios» con el objetivo de «defender a sus clientes».

El gran consumo es un mercado de alta competencia en España y el factor precio es determinante de cara a atraer y retener al consumidor.