Intercitrus ha tenido conocimiento de la aprobación ayer, por parte del Comité Permanente Fitosanitario de la Unión Europea (Scopaff), de un próximo cambio reglamentario para imponer un ‘cold treatment’ en tránsito a todas las importaciones europeas de naranjas de los países que padecen la llamada ‘Falsa polilla’.
La medida no afecta a las mandarinas o pomelos, que son portadoras de Thaumatotibia leucotreta, ni a las naranjas de Israel, donde también está presente esta enfermedad, por considerarse en sendos casos que el riesgo de transmisión “es bajo”.
La interprofesional valora la aprobación de esta medida como un “hito” fundamental para la citricultura española y europea pues de esta forma la UE protegerá al conjunto de la agricultura continental de la mejor manera frente a la posible entrada de esta grave plaga. Además, la UE se alineará así en gran parte con el modo de proceder de las principales potencias productoras, como EEUU, China, Korea, India, Australia o Japón, que exigen desde hace mucho tiempo este tratamiento. De igual modo, quiere reconocer el “excelente trabajo técnico y político” realizado en los últimos meses por el Ministerio de Agricultura español que, primero supo granjearse el apoyo de la Comisión Europea (CE) y después ha logrado los respaldos necesarios para obtener la mayoría necesaria para que la medida saliera adelante.
En idéntico sentido, Intercitrus agradece el apoyo de otras administraciones españolas, fundamentalmente del Gobierno valenciano, de su presidente, Ximo Puig y de su consejera de Agricultura, Mireia Mollà, que en su momento se desplazaron a Bruselas de la mano de los representantes del sector.
La T. leucotreta está considerada por la UE en el ‘top 20’ de las enfermedades vegetales y está regulada como ‘prioritaria’ por su gran impacto económico, medioambiental y social. Se trata de una plaga altamente polífaga, que ocasiona graves daños a multitud de cultivos, ya que se considera que existen más de 70 plantas hospedantes (no sólo los cítricos, sino también el mango, la nectarina, la uva, el caqui, la granada, el maíz o el algodón…). En tanto sus larvas se desarrollan alimentándose en el interior del fruto, es muy complicada de detectar.
Antes incluso de que en 2018 fuera declarada como de cuarentena y más aún después, cuando su control en los Puestos de Inspección Fronteriza (PIF) pasó a ser obligatorio, se ha venido identificando sistemáticamente en infinidad de controles portuarios en importaciones citrícolas de países terceros. En aquel año, además, este patógeno fue localizado en un invernadero alemán y había sido detectado de manera ocasional en Dinamarca, España, Finlandia, Holanda, Italia, Suecia y Reino Unido. De instalarse este insecto en las zonas citrícolas europeas, su erradicación se complicaría por la falta de insecticidas autorizados.
“Este es el éxito de un sector que ha vuelto a demostrar que es capaz de trabajar unido en torno a esta interprofesional, que creo que con este logro ya ha evidenciado su reactivación definitiva y su utilidad”, concluye la presidenta de la Interprofesional Citrícola Española, Inmaculada Sanfeliu.