Según la organización agraria, desde que en 2016 la UE suscribiera el Acuerdo de Asociación Económica con los Estados de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional-SADC (Sudáfrica, Botsuana, Lesoto, Namibia, Suazilandia y Mozambique), se han producido numerosas detecciones de plagas citrícolas y enfermedades en frontera, e incluso un cierre voluntario de las exportaciones sudafricanas.
En consecuencia, La Unió ha señalado en un comunicado que Sudáfrica «no cumple» y «no ofrece garantías», situación que es «todavía más preocupante» ante la inminente revisión del acuerdo este año, sobre el que aboga por una revisión en profundidad.
El secretario general de La Unió, Carles Peris, ha instado a la Comisión Europea y al resto de instituciones de la UE, así como al Gobierno de España, a que impulsen la revisión del acuerdo y se analice su repercusión comercial, así como las consecuencias fitosanitarias para el sector citrícola europeo.
Según La Unió, el Acuerdo contempla la reducción progresiva de los derechos de aduana para las naranjas dulces, lo que ha traído consecuencias «muy negativas» al sector citrícola valenciano, español y europeo, tanto desde el punto de vista económico como fitosanitario.
Afirma que la última auditoria a la exportación de cítricos de la República de Sudáfrica a la Unión Europea se hizo en junio de 2016, por lo que ya han transcurrido cinco años, durante los que Sudáfrica ha sido uno de los países con mayores rechazos de envíos de cítricos por plagas en la UE.
La Unió alerta de que la entrada de un organismo nocivo desconocido sería «letal» para la citricultura europea, e insiste en que la producción agrícola en la UE está sujeta a controles fitosanitarios estrictos, y con niveles muy avanzados de control de residuos y medidas ambientales comparados con otros países.
Por ello, reclama que las importaciones de países terceros cumplan «con los mismos estándares rigurosos, sostenibles y de garantía sanitaria» que lo hacen los cítricos europeos, y defiende que, en el marco del Pacto Verde Europeo y de la estrategia De la granja a la mesa, «no tiene ningún sentido mantener» las mismas condiciones en los acuerdos que cuando se firmaron.