En total, han sido 7.007 las temporeras que se han incorporado a la campaña de 2020, de las aproximadamente 16.500 que habían sido seleccionadas entre diciembre y enero para partir escalonadamente a la cosecha de la fresa y posteriormente a la de los frutos rojos (frambuesas, arándanos y grosellas).
Según explicó a Efe el consejero laboral español en Rabat, Fermín Yébenes, que ejerce en Marruecos de vínculo entre los empresarios de la fresa y las propias temporeras (contratadas por la Agencia Nacional de Empleo, ANAPEC), los distintos contingentes de temporeras se incorporaron a los campos de Huelva a razón de tres viajes por semana entre enero y marzo en ferris fletados desde Tánger.
Al haber cerrado Marruecos sus fronteras el pasado día 13 para el tránsito humano -con la excepción de los turistas que han ido saliendo en vuelos especiales-, esto significa que más de 9.000 temporeras seleccionadas no han podido sumarse a la campaña de 2020.
El cierre de fronteras también ha afectado a las jornaleras que ya se encuentran en España, y que forzosamente van a alargar su estancia, supliendo así la ausencia de las que no han podido viajar.
Se considera que el mes de abril es el «pico» en las explotaciones de Huelva, pues la fresa está en su apogeo y comienzan a cosecharse los demás frutos rojos, con lo que es previsible que muchas jornaleras pasen en breve de los campos de fresa a los de otras frutas, en algunos casos cambiando de empresas, dijo Yébenes.
Si la fresa termina definitivamente a mediados de mayo, los otros frutos rojos se alargan hasta mediados de junio, lo que alargará la estancia de algunas jornaleras hasta un total de seis meses.
La contratación en origen de las jornaleras de la fresa ha sido puesta en varias ocasiones como ejemplo de la «emigración circular» que el gobierno español quiere promover.