Nacional

Tecnología en agricultura genera productividad y ahorra costes

El internet de las cosas (IdC) generará un gran cambio en el mundo agroganadero y facilitará la transición de la agricultura basada en la intuición y en la cultura a una gestión cimentada sobre la toma de decisiones objetivas.

El experto Luis Pérez Freire explica a Efeagro que el IdC no son sólo los dispositivos (móviles, tabletas, drones, etc.) que envían datos a cualquier parte en tiempo real, sino también "el análisis de datos y variables cuantitativas que permiten tomar decisiones, con información objetiva" que redundan en una mejor rentabilidad.

Freire lidera uno de los once grupos de trabajo creados en el marco de la Alianza por la Innovación en el Internet de las Cosas (Aioti, por sus siglas en inglés), impulsada por la Comisión Europea (CE) y que versa sobre uno de los principales sectores económicos en los próximos años.

Reconoce que, aunque la aplicación de las nuevas tecnologías en la agricultura generará una mayor productividad, optimización de los procesos y ahorro de costes, queda un escollo por salvar: "la parte más complicada" es llegar a los pequeños productores, que representan a la mayoría de los agroganaderos europeos.

Sin embargo, confía en el importante papel que jugarán en ello las cooperativas agroalimentarias para evitar que se levante una nueva brecha digital que separe de forma "insalvable" a los pequeños productores de los grandes.

Apunta tajante: "Es clave que el Internet de las Cosas llegue a todos los agricultores. Los beneficios de la progresiva digitalización del campo están ahí."

"Las cooperativas jugarán un papel fundamental en la difusión del Internet de las Cosas en el campo" y salvarán barreras como el acceso a la tecnología (inversiones iniciales de adquisición de la tecnología) y el manejo de éstas en un sector tradicionalmente poco digitalizado, insiste.

Las cooperativas pueden bajar la barrera de los costes, al compartir herramientas de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y ayudar a los productores a manejar y entenderlas mediante programas de formación.

Ante el miedo inicial que puede suscitar el manejo de los macrodatos y las nuevas aplicaciones, y para no ahuyentar a los agricultores que no pertenecen a las generaciones denominadas "nativos digitales" Freire explica que surgen nuevas profesiones que solventarán esta traba.

Son los "asesores digitales", expertos que interpretan los datos y se los dan al productor para que tome las decisiones más adecuadas.

El Internet de las Cosas, detalla, permite "monitorizar cómo crecen nuestras cosechas, conocer el estado del suelo, las condiciones climáticas, la humedad ambiental…"

Todos estos datos se procesan de forma automatizada y aportan información útil para decidir cómo actuar, sin necesidad de que el agricultor esté el cien por cien del tiempo en su explotación, comprobando "in situ" lo que ocurre en el campo; es más, le permiten prevenir el daño en lugar de minimizarlo.

Además, recuerda, los macrodatos -que facilitan hacer un análisis al detalle de cada franja de tierra- permiten conocer dónde, por ejemplo, es necesario aplicar más o menos fertilizantes (hasta ahora se aplica la misma cantidad en todo el terreno).

Ya hay, por ejemplo, aplicaciones que ayudan a ahorrar hasta un 30 % el uso de fertilizantes.

A su juicio, a pesar de que en el agroalimentario la tecnología no avanza al ritmo de otros grandes sectores -como el manufacturero, que está inmerso en la revolución 4.0-, será el segundo que más va a emplear robótica, inteligencia artificial…

El sector agrario no está tan digitalizado, pero Freire destaca que esa distancia se reducirá a gran velocidad y confía en que todos, sobre todo los pequeños, "sean capaces de subirse al tren de la digitalización" y se beneficien de la "ventaja competitiva que supondrá el uso de las nuevas tecnologías en las explotaciones".