Productores de papaya han evidenciado una drástica caída en la producción provocada por tres factores principales: elevadas temperaturas, falta de lluvia e inicio del invierno. El verano en la zona de producción de Espírito Santo ha sido especialmente caluroso, causando la muerte de muchos frutos que se podrían haber desarrollado. Los frutos que han salido adelante son más pequeños de lo habitual y han madurado antes de lo previsto debido al calor.
La falta de agua es también un efecto importante en la producción. La región recibe un promedio de 900-1.200milímetros de lluvia al año, pero en 2015 hubo menos de 600 milímetros. Esto no sólo ha afectado a los cultivos, sino también a los depósitos de riego que dependen para complementar el déficit hídrico en cultivos.
Los precios de la papaya brasileña han aumentado de forma drástica, triplicando en algunos puntos su precio normal. Con la llegada del invierno las temperaturas están bajando, lo que ayudará a determinar el tamaño de la fruta.
