Así lo ha apuntado el responsable estatal de frutas y hortalizas de COAG, Andrés Góngora, durante la presentación del estudio «Derechos Humanos y empresas transnacionales en el Sáhara Occidental: el caso del tomate», realizado por dos investigadores del Grupo de Estudios Africanos GEA-UAM para la ONG Mundubat.
En dicho estudio se detalla que cinco grandes grupos empresariales, algunos participados por el rey Mohamed VI y el propio ministro de Agricultura de Marruecos, Aziz Akhannouch, «explotan tierra fértil del Sáhara Occidental para crear uno de los mayores centros de producción de tomate a nivel mundial«.
Góngora ha asegurado que el acuerdo de asociación UE-Marruecos «beneficia a las empresas de la oligarquía marroquí«, «a costa de los intereses de los agricultores españoles, en especial los de Almería,» «y de la población saharaui», ya que el crecimiento de los cultivos hortícolas en el Sáhara se hace con mano de obra marroquí.
A su juicio, el etiquetado de producto saharaui como marroquí «vulnera el derecho del consumidor comunitario», que por ley tiene que poder saber el origen de cada alimento a la hora de elegir uno en el acto de compra.
Góngora también se ha referido a la necesidad de revisar el precio mínimo de entrada del tomate desde Marruecos -46 céntimos/kg-, ya que esa referencia se aplica a partidas con mezcla de variedades y se encuentra por debajo de los costes de producción europeos.
Ha criticado «los deficientes controles en frontera y la desidia de las administraciones española y europea» a la hora de atajar el envío masivo de tomate desde Marruecos a la UE, cuyo volumen se ha multiplicado por 2,57 entre 2001 (187.428 toneladas) y 2019 (481.669 toneladas).
«Este año, se superarán las 500.000 toneladas libres de aranceles, cuando el acuerdo de asociación fija el cupo anual en 285.000 toneladas«, ha sentenciado.
Góngora ha demandado, además, la inspección del pago de derechos arancelarios y la revisión del precio de entrada, «compensaciones» para los productores de tomate europeos ante la competencia creciente de producto de Marruecos.
Ha solicitado también que la UE recorte las cuotas de entrada de productos hortícolas desde Marruecos tras la salida del Reino Unido con el Brexit.
Según sus cálculos, la extensión del cultivo de hortalizas en Marruecos, principalmente en Agadir, a zonas como Dakhla (antigua Villa Cisneros) en el Sáhara Occidental es una de las principales causas de la pérdida de la producción española de judía plana o la reducción en más de 2.200 hectáreas de la superficie de tomate de invernadero en Almería en los últimos cinco años.