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El miedo a la sequía se abre camino en las cuencas catalanas

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El departamento de Medio Ambiente y Vivienda de la Generalitat ha anunciado que todas las cuencas catalanas, a excepción de La Muga, han entrado en diferentes niveles de excepcionalidad por la sequía.

En la última actualización de la situación de los embalses catalanes, un total de once cuencas internas han sido declaradas de excepcionalidad por pluviometría, debido al bajo nivel de lluvias registrado en los últimos meses, según ha informado la Generalitat.

En concreto, estas cuencas son las del Garona, el Daró, el cabo de Creus y la costa Norte, la Tordera, el Ridaura, el Besòs, Foix, la riera de la Bisbal, el sistema Gaià-Francolí, el sistema Siurana-Riudecanyes y la costa Sur.

Según el departamento de Medio Ambiente y Vivienda, el motivo del descenso de la pluviometría ha sido la falta de lluvia sostenida y suficiente desde las lluvias del pasado abril, por lo que estas cuencas se suman a las cuatro ya declaradas excepcionales.

La entrada en fase de excepcionalidad por déficit de pluviometría implica que los municipios que dependen de estas cuencas deben garantizar una dotación máxima de 270 litros por habitante al día.

Por otro lado, la Generalitat ha declarado de excepcionalidad 1 el sistema del Ter debido a la reducción de los volúmenes de agua embalsada, producto de la falta de lluvias y los consumos por regadío.

Esta situación, en la que se encuentra el sistema Llobregat desde el pasado dieciséis de abril, supone la reducción de un 15% de la dotación o la sustitución de parte de los caudales destinados a riego agrícola por aguas regeneradas y la anulación de los desembalses para uso hidroeléctrico.

La entrada en fase de excepcionalidad 1 implica, además, la intensificación de los controles a los usuarios, el refuerzo de las medidas de ahorro y las restricciones de vertidos y sistemas no fluyentes